«Se puede decir que era un sitio ´cómodo´ para matar. Los arrestados llegaban en camiones y eran descargados en la explanada. Se les ponía en fila y los fusilaban una vez subidos al paredón, con lo que sus cuerpos caían enseguida al suelo. Luego recogían los cadáveres y los llevaban al pueblo, por ello se bautizó una avenida como la ´calle de la sangre´. Todo esto hace que estemos en uno de los lugares de la memoria por excelencia». El crudo testimonio de Matías Aloso „coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH) y una de las voces más reputadas a la hora de hablar de los «olvidados» en la C. Valenciana a partir del año 1936„ centró el epílogo del acto en honor a los represaliados de la posguerra que se celebró ayer en el cementerio de Paterna con motivo de la festividad del Día de Todos los Santos.
Alonso protagonizó su alocución final a los pies del Paredón de España, emplazamiento donde fueron asesinadas 2.238 personas. Unos terrenos que forman parte de la bolsa de suelo de la Sociedad Urbanística Municipal de Paterna (Sumpa), actualmente en quiebra. El alcalde del municipio, Juan Antonio Sagredo, prometió durante la campaña electoral que declararía la zona como Bien de Interés Cultural (BIC) para protegerla ante cualquier tipo de expolio. Ayer atendió a Levante-EMV y confirmó que el consistorio está estudiando comprar a la Sumpa la parcela en la que se asienta el paredón para asegurar su protección: «Es una vía de actuación que estamos valorando en los últimos días, tal y como queremos hacer con la cueva de Alfonso XIII».
Sagredo fue una de las personalidades que participó en el emotivo acto, que comenzó a las 12 de la mañana y congregó a dos centenares de personas en el camposanto municipal de Paterna.
Roberto Usina, portavoz de las Juventudes Socialistas de Paterna, fue el primero en tomar la palabra durante el turno de parlamentos: «Debemos mantener viva la memoria de aquellos que fueron asesinados de la forma más vil y cobarde. El Paredón de España es el segundo lugar de todo el territorio nacional donde más fusilados hubo, es un hecho que merece recordarse». Acto seguido, Matías Alonso comentó que «éste es un acto laico, un homenaje a vuestras madres y abuelas, que encontraron una fecha „el 1 de noviembre„ para resistir de forma pasiva ante el régimen que las oprimía, que venían cada año durante la dictadura para honrar a sus muertos, mientras la procesión más ´oficial´ pasaba por delante. Unos muertos que no recibieron ni una sola oración de la iglesia».
José Luis Ábalos, diputado del PSPV en el Congreso, expuso que «participamos en un acto muy cargado de sentimientos, cabe recordar todo lo que pasó, cabe recordar la tremenda injusticia vivida pese a que a algunos siempre les vienen lagunas cuando se intenta hacer justicia en este tema».
El último en hablar fue Sagredo, que agradeció a los presentes «la oportunidad otorgada al nieto de un brigadista de ser alcalde de Paterna» y quiso recordar a los refugiados que huyen de la guerra de Siria: «debemos recordar lo que pasó en España entonces. Os pido que no miréis a otro lado y que ayudéis a personas que lo merecen, que no hagáis caso de los discursos populistas que muchos están defendiendo».
El acto oficial duró 20 minutos y finalizó cuando en los altavoces dispuestos por el cementerio comenzó a entonarse la Internacional. Fue entonces cuando muchos de los presentes alzaron el puño y prorrumpieron en sollozos. Medio centenar de ellos decidió visitar luego el Paredón de España.
