El Ayuntamiento de Valencia instó este mismo año al Cabildo de la Catedral de Valencia a reforzar las medidas de seguridad en la azotea de la torre-campanario del Micalet. La petición se hizo en base a un informe de la Policía Local realizado tras el incidente registrado en mayo pasado en la torre, cuando la policía tuvo que intervenir para evitar que un hombre, que había dejado una nota de despedida a su familia, saltara desde el monumento. Así lo explicó ayer a este diario el restaurador de la Catedral, el arquitecto Salvador Vila, quien aseguró que el cerramiento de la azotea mediante un vallado metálico entraría dentro de los supuestos de «obras de emergencia» previsto en la propia normativa de patrimonio cultural.

El Cabildo de la Catedral presentó el mes pasado el proyecto de refuerzo de vallado a la Conselleria de Cultura, con cuyos anteriores responsables ya se había estado estudiando. De momento, asegura Vila, no se ha recibido respuesta de la conselleria, que por tratarse de un monumento de la máxima protección debe autorizar la intervención. Mientras la conselleria resuelve el proyecto, explicó Vila, se ha actuado de urgencia para evitar que ocurran accidentes.

El arquitecto explicó que no es la primera vez que se refuerza el perímetro de la azotea de la torre y recalcó que en todo caso se trata de una medida reversible. El muro actual de piedra sobre el que se ha levantado la valla metálica fue construido en 1982, en sustitución de una valla que había hasta entonces. El muro de piedra, que recrearía el que tuvo el Micalet en la Edad Media, tiene una altura considerable (1,45 metros) si bien insuficiente para garantizar la seguridad frente a caídas o accidentes. Así con la nueva valla añadida (de 2,20 metros) la protección perimetral de la azotea tiene una altura de 3,6 metros.

En relación al material escogido Vila explicó que no se ensucia ni impide la visibilidad como ocurre con otros materiales como el metacrilato, que acaba amarilleándose. Además, destacó el arquitecto desde la calle, el vallado es prácticamente imperceptible. A su juicio, el vallado es «la solución menos mala», al tiempo que recalcó que el cabildo está abierto a las alternativas que puedan hacer los técnicos de la Dirección General de Patrimonio.

En un monumento por el que pasa tanta gente no solo hay que tener a los que suben arriba también a los que pasan por debajo, remachó el restaurador de la Seo, quien aseguró que en todos los monumentos, desde el Empire State a la Torre Eiffel se ponen este tipo de protecciones, porque la responsabilidad en caso de accidentes es del dueño del edificio.