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Los contrastes de la ciudad

Del eje de las palmeras al olvido de la calle Olba

Unos 800 ejemplares de palmeras vertebran y embellecen el distrito de La Saïdia - El conjunto de alquerías protegidas de Marxalenes continúan degradándose

Tramo de la calle Ruaya donde aún se conservan casas bajas. levante-emv

­La creación del parque de Marxalenes, la reconversión del antiguo trazado de las vías del trenet en una nueva línea del tranvía y la reforma de las calles Reus-Ruaya transformaron por completo este barrio y, por su área de influencia, todo el distrito de La Saïdia. Pese a sus carencias, que todavía siguen siendo muchas, la articulación de la zona tiene en el eje Reus-Ruaya un gran aliado verde, un espectacular cadena de palmeras formada por unos 800 ejemplares que, bien conservadas, son uno de los grandes orgullos de la ciudad.

El palmeral de Reus-Ruaya todavía conserva en sus flancos decenas de pequeñas viviendas unifamiliares de la arquitectura tradicional valenciana, lo que en algunos tramos, entre Constitución y la calle Sagunto, devuelven al viandante aromas del pasado. Es una lástima que muchas de ellas han sido víctima de ocupaciones y de la degradación que durante años se instaló en la zona de La Saïdia. Bien rehabilitadas y puestas en valor, estas casas supondrían un magnífico aporte a los barrios del distrito.

Lo que se hace imprescindible también, es el correcto mantenimiento de las 800 palmeras, porque si se descuidan, como ocurrió en el pasado por los recortes, el decorado cambia por completo. Muy cerca del eje, encontramos un pequeño conjunto de alquerías declaradas bien de relevancia local y totalmente abandonadas desde hace años por la gestión municipal. Las cinco construcciones de la calle Olba, fechadas entre los siglos XVII y XIX, corresponden a un pequeño núcleo campesino cuando la huerta todavía dominaba Marxalenes. Este valiosísimo patrimonio cultural sufre una inevitable degradación, mientras el solar que las rodea se ha convertido desde hace años en un improvisado aparcamiento. Cuando llueve, el barrizal es monumental. Los vecinos piden que las alquerías se destinen a diferentes usos públicos, pero las reivindicaciones han caído desde años en saco roto.

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