Una investigación de la Universitat de València sobre la crisis y la convivencia intercultural en Orriols y Russafa revela que, a pesar de la cotidiana convivencia tranquila que impera en ambos barrios, la imagen negativa del inmigrante como competidor por recursos escasos y el recelo frente a él es mayor en el primero. El estudio es obra de los profesores del Departamento de Sociología y Antropología Social Albert Moncusí y Francisco Torres, que explica que «la extrema derecha valenciana sabe lo que hace al centrar en Orriols sus últimas iniciativas».

Torres ha añadido que el resultado de esta investigación comporta dos enseñanzas: la primera, la importancia de la sociabilidad y su relevancia como recurso. «Cuando en Russafa y Orriols se han dado problemas serios atribuidos al otro, reales o imaginarios, ha sido la trama asociativa vecinal, escolar y de ONG la que ha afrontado la situación y procurado extender vías de comunicación y acomodación subrayando la común categoría de vecino», según el experto. La segunda enseñanza «es constatar que las condiciones estructurales de convivencia constituyen un factor fundamental y que estas se han visto degradadas por la crisis, las políticas de devaluación interna y de austeridad», añadía.