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¿Nos hemos vuelto locos o qué?

¿Nos hemos vuelto locos o qué?

Hay gente que tiene coletillas, no me refiero a coletas, si no a coletillas, esas frases que se te pegan y que a fuerza de repetirlas las identificas con alguien. Después escuchas esa frase en boca de otro y te viene a la mente irremediablemente el coletillero original. Esta semana me ha pasado varias veces. Tengo un amigo cuya coletilla es «¿nos hemos vuelto locos, o qué?» y no me lo he quitado de la cabeza. Pero la frase puede tener varias acepciones dependiendo de tu estado de ánimo. El sábado la pensaba con toda la rabia y frustración que me provocaron los atentados de París. Se la oía a mucha gente con ese mismo tono, el de la incomprensión, la furia, la impotencia que provoca el ver como alguien puede quitar la vida a otras personas así, tan fríamente.

Después la misma frase me vino a la mente ante el primer estallido xenófobo ante todo lo que oliera a árabe, ya fuera musulmán, islamista, islámico, para muchos todo entra el saco de moro. No hubiéramos consentido nunca que a todos los españoles nos trataran de etarras ni siquiera que lo hicieran con los vascos, nos escandalizaba cuando alguien lo hacía, ahora parece que se olvida, nos hemos vuelto locos. Después, con la reflexión el muro de facebook se me llenó de analistas políticos internacionales, muchos. Personas que serían capaces de arreglar el problema de oriente medio en un pis pas. Me pregunto por qué no les dejan. Algunos (los menos entre mis amigos, afortunadamente) abogan por la pena de muerte, el ojo por ojo, que en este caso suena igual que si cuando tu hijo te chantajea para que le compres la video consola poniéndose como un bruto a llorar y gritar hicieras tu lo mismo con él para que se ponga los calcetines, llorarle y gritarle en la cara. Lo lógico sería enseñarle que así no se consiguen las cosas.

Otros hablan de la procedencia de las armas, que al fin y al cabo no son tan lejanas. Afirman que deberían llevar una etiqueta de trazabilidad, como las lechugas. Se pone de manifiesto la culpabilidad de los estados occidentales en parte de este problema. El caso es que todos plantean una solución a esta barbarie, algo para no dejarnos caer en el estado del terror, un plan de acción para que estas cosas no ocurran, que nadie vaya por la calle matando sin control por algo que los que mueren ni siquiera entienden. Todos parecen tener una solución o por los menos saber la raíz del problema.

Los que de verdad entienden te dicen que no, que es más complicado, que entran en juego muchas variables, poder político, religión y economía principalmente. Te paras a pensarlo y dices: ¿eso es lo que mueve el mundo realmente, eso es por lo que la gente tiene que morir? ¿por razones de poder, o razones religiosas o económicas? Se me ocurren miles de cosas por las que morir, la libertad, la solidaridad, el bien común, por salvar otra vida. Pero jamás por alguna de esas tres razones, ni morir, ni por supuesto matar. Pero es que ni siquiera vivir por alguna de esas razones como motor de vida. Y estoy convencida de que los que estaban en la sala de conciertos disfrutando de una noche de rock y cerveza como hemos hecho miles de veces tampoco darían su vida por ninguna de esas tres razones, ni los cientos que mueren cada día bajo los bombardeos.

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