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La asignatura del pensamiento

La asignatura del pensamiento

La tristeza ensombrece el día mundial de la filosofía, amenazada por la suspensión de la asignatura del saber. Decían los latinos: «Primmum vivere deinde philosophari». La filosofía es la voz del pensamiento de toda nuestra historia, es la verdadera ciencia que nutre al ser humano, que conlleva el deseo de saber y también lo que los griegos definían como praxis (acción). Si se destruye la filosofía, ¿qué queda? Personas que deambularán sonámbulas, teledirigidas? personas que no se cuestionarán a sí mismas y no tendrán capacidad de rebeldía. Sin embargo, la independencia del espíritu que otorga el conocimiento, es el temor de los dirigentes. Se podría quizá decir parafraseando a Descartes: «Me rebelo, luego existo».

Recuerdo aquel labrador que quería hacer de su hijo una persona de valía y al ver la asignatura preguntó: «Això aprofita o no aprofita?» La enseñanza de la filosofía es necesaria para que la juventud se encuentre a sí misma y aprenda a discernir entre lo que realmente aprofita o lo que no aprofita Porque como dice Voltaire: «? Cómo abusamos del tiempo que nos vuela: ?Así pasan los días y se pierden, / Largos para los tontos, cortos para el que piensa».

La filosofía enseña a aceptar la vida y vivirla mejor, porque el ser profundiza en el misterio de la sabiduría, que hace la vida más llevadera. Sócrates enseñaba que el sabio es quien sabe vivir, se conoce a sí mismo y sabe controlarse, y no aquel que sabe muchas cosas. El ser humano se encuentra, a menudo, ante lo irracional y nace el absurdo, que no es el sinsentido de la vida, sino la falta de sentido en un mundo que reclamamos tener y, en esa confrontación, entre la vida inquietante y el silencio sin razones de ese mundo, está la llamada de la persona y la callada respuesta del universo.

La capacidad investigadora es una especie de propensión que lleva al hombre a aclarar lo que instintivamente se acepta o se cree. Puede ser la razón humana tan frágil y tal el contagio irresistible del sistema, que hay que buscar el refugio en la tranquila, aunque oscura y a veces inquietante, filosofía. Existe una especie de muro que puede ser infranqueable, frente al cual está la imaginación y el conocimiento para crear una puerta que permita salir y descubrir la humanidad e ir hacia una cultura que dé razones para vivir la libertad del pensamiento.

Ricoeur nos previene: «No somos autores, sino narradores de nuestra historia». Pero esto no es una razón para el desentendimiento, sino para una mayor implicación. La filosofía reivindica la tarea de pensar; es la transformación del yo, la culminación de un duro esfuerzo personal. En un mundo en el que las apariencias engañosas son centro fundamental y, en algún momento, la rapidez, más importante que la calidad, la verdad excluye de todo error y engaño, de toda falsa envoltura. El filósofo renuncia a todo y se queda con la verdad del ser: ideas, origen, reminiscencia, finalidad?En esta asignatura se estudia el resultado del pensamiento de todos los filósofos, que constituye un patrimonio caudaloso que no se puede olvidar. Pero una vez informado de todo aquello que con anterioridad se ha expuesto, empieza la aventura personal; el riesgo de implicarse a pensar por cuenta propia. ¿Es esa la asignatura que quieren suprimir?

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