El arquitecto Fernando Martínez García-Ordóñez, asturiano de nacimiento pero valenciano de adopción, falleció el pasado sábado en Valencia a los 93 años. García-Ordóñez era miembro de la Academia de Bellas Artes de San Carlos y Mestre Valencià d'Arquitectura, merecido reconocimiento que le otorgó el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat Valenciana (COACV) en el curso 2005-2006 por ser «un personaje pionero cuyas obras han servido de referencia a muchos arquitectos valencianos de distintas generaciones», según narraba aquel año para la revista «Vía Arquitectura», Juan Ramón Selva. El arquitecto Alberto Peñín también destacaba en las páginas de Levante-EMV la «brillante huella en la ciudad» que ha legado García-Ordóñez. «Su amplísimo quehacer profesional a finales del XX y un buen número de obras muy conocidas en Valencia como el Colegio Guadalaviar, las viviendas de la riada del Cabanyal, Nuevo Centro, la iglesia de Xàbia, el edificio Lanas Aragón de Colón, etc., dan buena razón de quien llegó a Valencia meses antes de la riada y ha dejado una brillante huella», aseguraba Peñín en su artículo.

Martínez García-Ordóñez nació en el pueblo asturiano de Sales, el 22 de junio de 1922. Tras estudiar arquitectura en Madrid, se trasladó a Valencia unos meses antes de la riada de 1957. Tras las graves inundaciones, recibe el encargo del Gobierno franquista de proponer «soluciones definitivas al problema de las riadas» por lo que creará, junto al ingeniero de caminos, Claudio Gómez-Perretta, también fallecido recientemente, «los primeros esquemas del Plan Sur», que incluían atrevidas propuestas urbanísticas nunca materializadas ya que sólo se construyó el nuevo cauce del Turia.

La primera obra de García-Ordóñez en Valencia deslumbró. «La Escuela-Jardín Guadalaviar (1958-59) fue el primer referente valenciano de la arquitectura moderna», destacaba el arquitecto Peñín en su artículo. En 1960 fundó el estudio de arquitectura GO.DB, iniciales de García-Ordóñez y su compañero de despacho inicial Juan María Dexeus Beatty, al que después se sumarían Julio Bellot, José Manuel Herrero y Francisco Pérez Marzá. Entre sus obras más conocidas se encuentra el Edificio de Nuevo Centro (1980-82) donde aplicó una «estrategia pionera de descentralización comercial al estilo USA», el edificio Lanas Aragón, en la calle Colón de Valencia, Bankisur en Lauria o Les Gavines en el Saler.