Con puntualidad absoluta se hizo la luz. Sonaron las siete campanadas en el reloj del ayuntamiento e, inmediatamente, se iluminaron los leds. La plaza del ayuntamiento ya luce los adornos de Navidad y con esto se da uno más de los muchos pistoletazos de salida que tienen estas fechas. Ya lo hicieron los centros comerciales como adelanto y ahora lo hace la oficialidad. Música coral infantil (el inicio de un programa de actuaciones) puso el remate y el resto lo hizo la masa humana. Porque, desde ya, la plaza grande de la ciudad estará llena hasta que los Reyes Magos pasen por allí. Aunque el árbol es el mismo que hace doce meses y las caídas en la pista de hielo también, las ganas parecen ser las mismas.

No es la iluminación, ni mucho menos, la de antaño, cuando la fachada del ayuntamiento eran, en sí misma, una catarata de luz. Eran otros tiempos. Ahora, el edificio luce unos adornos discretitos, poco pretenciosos. La plaza sí que está cubierta longitudinalmente por una cortina luminosa y, en el centro, la pista de hielo, donde pocas carreras o piruetas se pueden hacer, entre otras cosas, porque el ciudadano de Valencia está poco acostumbrado y la gracia consiste en aprender a tenerse en pie y no caerse.

Por toda la ciudad

A cambio de la comedida iluminación de la plaza, los leds se han desplazado a otros recodos de la ciudad, donde ambientan y, sobre todo, sorprenden porque no te lo esperas. Diferentes plazas, especialmente aquellas que tienen cierto sabor de «pueblo» (Russafa, Patraix, Benimaclet, Canyamelar y Campanar) acogen otros árboles, parecidos en estructura, pero más pequeños „naturalmente„ y más policromados. También hay uno en la plaza de Doctor Collado, junto a fincas que no han cambiado su forma en más de un siglo. Así mismo, en la plaza de la Reina va a haber ambientación navideña, incluyendo el Nacimiento que, hasta ahora, presidía la plaza de la ciudad.

A cambio del grande, ese que no adorarán los reyes en la cabalgata, el Salón de Cristal acoge el tradicional. En el centro del recinto se ha instalado una enorme estructura en la que el belenista Pedro Ródenas muestra, siguiendo la tradición artesana local, tres escenas del nacimiento (el pueblo de Nazaret, lógicamente el nacimiento y la huida a Egipto). Se antoja que, dado que es un trabajo para regodearse en el detalle, está llamado a ser uno de los elementos estrella de la natividad oficial.