El flautista de Hamelín del siglo XXI va disfrazado de técnico de la contrata municipal Lokímica que, en lugar de embelesar a los roedores con las melodías de su flauta, los embriaga con cebos aromatizados de dátil, naranja o higo. Es una de las curiosas técnicas que ha desarrollado la empresa de control de plagas para disminuir la población de ratas en la ciudad.

El Ayuntamiento de Valencia, a través de la Delegación de Sanidad que dirige Maite Girau, ha puesto en marcha una campaña que se prolongará hasta el mes de febrero con el fin de reducir, principalmente, el número de ratas arbóreas, aunque sin bajar la guardia de los roedores de alcantarilla.

Este dispositivo especial para el control de las ratas arbóreas supondrá el control de 60 zonas verdes y jardines de la ciudad frente a los 40 que se vigilaban anteriormente, explicó la socialista Girau. «Se incidirá de forma especial en aquellos distritos que son más proclives a tener roedores por contar con una red de alcantarillado más antigua, como Ciutat Vella, Eixample y Extramurs, y también en los de la zona Norte, como Benicalap, Rascanya o Benimaclet, por su proximidad a la huerta», recalcó la concejala.

La acción prevé la instalación de 120 cebaderos en altura frente a los 18 actuales que había en toda la ciudad, 270 anillos nuevos en palmeras —uno de los árboles favoritos de las ratas— y la instalación también de otros 350 cebaderos en superficie, frente a los 231 actuales.

Palmeras, ficus y naranjos son las tres principales especies que se van a controlar en un plan que también mantiene la vigilancia de las ratas de alcantarilla. Según Rubén Bueno, de la contrata municipal Lokímica, Valencia está «ocho o diez veces por debajo» del límite sanitario que establece la Organización Mundial de la Salud de población de roedores. «La OMS tolera hasta 2 ratas por habitante, pero en Valencia la población es ocho o diez veces menor», explicó el responsable de la empresa de plagas.

Durante 2015, el teléfono 010 del Ayuntamiento de Valencia ha recibido tan solo 85 avisos por la presencia de ratas, bien de superficie, o por plagas detectadas en jardines. Girau explicó que en un tratamiento completo para la ciudad se emplean 19.455 kilos de rodenticida, y los técnicos han observado niveles de ingesta muy bajos, de menos del 33%. «Esto demuestra que la red de alcantarillado municipal está controlada», aseguró la concejala.

Girau lanzó un mensaje para sus compañeros del tripartito que gestionan otras áreas al asegurar que el control de plagas debe ir unido a un buen servicio de poda y a una limpieza viaria adecuada «porque una ciudad limpia evita la proliferación de roedores en superficie».

Nuevo contrato por 1,8 millones

Por otra parte, el equipo de Gobierno local impulsó en la pasada junta la licitación del concurso público para el control de plagas de la ciudad, que se extenderá durante los próximos cuatro años y que saldrá con un importe propuesto de 1,8 millones de euros. Maite Girau explicó que se han introducido algunas mejoras, con un mayor seguimiento de las plagas o un mejor equipamiento.