Esta semana he ido a los cines Aragón, Aragó Cinema ahora, ese templo del cine subtitulado y las pelis que no duraban ni una semana en cartel en las salas comerciales. Me alegra su reapertura, pero sobre todo su nueva filosofía. Han optado por el sistema de cooperativa y en las primeras semanas de proyecciones a mí ya me han ganado con Mi Tío, de Tati, en sesión matinal. Pero no estuve para ver una peli, fui a celebrar un cumpleaños. La sala llena, Mónica Oltra allí y también Consol Castillo. Se cumplían diez años de actividad de Cinesin una productora valenciana muy especial. Sus trabajadores son en su mayoría, inmensa mayoría, personas con diversidad funcional. De todo tipo. Roberto y Gerardo comenzaron en un campamento de verano de un centro ocupacional a soñar con la idea de hacer cine y televisión. Y lo hicieron contando con un colectivo que está poco integrado en el mercado laboral y dentro de él poco o nada en el audiovisual. Valoraron sus capacidades, no sus discapacidades, y enseñaron a cada uno a realizar las tareas necesarias.
Diez años después han formado a más de quinientas personas, con y sin discapacidad. Los que la tenían aprendieron un oficio, se desarrollaron como personas, mejoraron su imagen interna y externa, elevaron su autoestima, trabajaron su socialización, entre otras muchas cosas, pero ellos no fueron los que más ganaron. Los que no la tenían, estudiantes de F.P. y de distintas ramas de audiovisual, aprendieron a trabajar en diversidad, a valorar a las personas por sus capacidades, a no prejuzgar, a ayudar y dejarse ayudar, en definitiva a abrir su mente, pero ellos tampoco fueron los que más ganaron.
Estas personas formadas forman parte ahora del mercado audiovisual y por tanto en sus próximos trabajos profesionales aplicarán lo que han aprendido, crearán teniendo interiorizado el diseño universal y la accesibilidad, enseñarán a sus compañeros a trabajar en diversidad, si son los responsables de la contratación valorarán a las personas por sus capacidades, crearán obras inclusivas y para todos. Indudablemente somos nosotros los que más hemos ganado, los espectadores, los que veremos ese resultado en las obras audiovisuales hechas desde esa semilla. El cine y la televisión son cultura y debe ser para todos, está contemplado en la Carta Magna, todos estos profesionales lo harán posible y aumentarán nuestra cultura como sociedad. Roberto se quejó del poco apoyo recibido por el sector con el anterior gobierno y Oltra habló de su compromiso real con el colectivo.
Una chica del público, que venía con sus compañeros de un centro ocupacional de la ciudad, pidió la palabra desde el patio de butacas nada más empezar el acto. No podía ser por la cantidad de público que había, si pedían todos la palabra no hubiéramos acabado nunca. Pero ella quería hablar y al final de las proyecciones, incluido su primer corto en cine mudo acompañado de Gilbertástico al piano y Chimo Bayo a la voz, y ante la insistencia de la chica Gerardo le cedió el micrófono. Dijo que era antisocial y agresiva y que gracias a Cinesin y a los trabajos audiovisuales que había hecho con ellos había mejorado su carácter. Sólo eso. Creo que convenció más a los políticos asistentes que todo lo que los responsables habían preparado.
