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Cañas y barro

Construyendo una ciudad

Construyendo una ciudad

Entramos en la última semana de esta campaña electoral que considero la más importante de los casi 40 años de nuestra democracia. Por supuesto, quienes formamos parte de una lista, seguimos pisando calles y disfrutando de encuentros con las vecinas y vecinos de los diferentes barrios donde vivimos todo tipo de experiencias.

No sé otros candidatos pero yo, cuando llego a casa por las noches, repaso la jornada y analizo cada uno de esos momentos. Como podrán imaginarse hay de todo: ánimos; felicitaciones; demandas y también, cómo no, quejas, unas veces justificadas y otras no tanto pero, al menos en mi caso, puedo asegurarles que estos días de campaña son también días de reflexión y de propósito de enmienda pues al fin y al cabo son las ciudadanas y los ciudadanos los que construyen esta ciudad.

Esta reflexión me abordó de forma especial el pasado viernes tras una visita que realicé a Monteolivete.

Cuando paso por este barrio hay dos momentos de mi vida que siempre me vienen a la mente, uno, el primero y más remoto, es el de mi infancia.

Mis padres, siendo yo muy pequeña, vivieron en un piso de la calle Luis Olíag y de allí aunque parezca increíble por lo niña que era, conservo algunos recuerdos. Recuerdo cómo era el portal de mi casa y me veo saliendo de allí feliz, cogida de la mano de mi madre camino a la guardería en la que aprendí las primeras letras.

He vuelto muy a menudo por esta zona, pero sobre todo durante mi etapa como concejala responsable de los temas sociales. No cuesta nada involucrarse en la vida de este barrio gracias a la arrolladora actividad de la Asociación de Vecinos Cultural de Monteolivete y, en especial, de Paco y Mª Carmen. En aquellos momentos no cejaron, ni un solo día, en su empeño de conseguir un centro de mayores para el barrio.

Recuerdo las muchas dificultades que nos encontramos pues, al ser un barrio tan consolidado, el Ayuntamiento de Valencia no disponía de ningún solar municipal para construir allí el tan demandado y necesario equipamiento social.

Después de años de gestiones y de desbloquear múltiples expedientes, además de lo complicada que fue la expropiación, por fin los mayores del barrio disfrutan, desde la pasada primavera, de este centro tan necesario y demandado.

Aprovechando que me he encontraba recorriendo sus calles quise acercarme el viernes a saludar a las personas que ya dan vida a este espectacular centro de casi mil metros cuadrados en dos alturas, con cafetería, sala multiusos, aula para talleres e informática y, lo que es más importante, con más de mil mayores que participan en múltiples actividades.

La experiencia fue de lo más gratificante y satisfactoria. Tantos esfuerzos merecieron la pena y esa sensación de trabajo bien hecho no me abandonó en toda la visita. Un trabajo bien hecho pero en equipo, desde el ciudadano a la administración local y desde ésta a todas las puertas que había que llamar. Costó, pero se consiguió.

Esa fue mi reflexión de la noche del viernes: el tiempo que hemos invertido «construyendo una ciudad» porque es así como se hace, entre todos. Enhorabuena a los vecinos de Monteolivete que contribuyeron a la realización de este equipamiento. ¡Y ahora a disfrutarlo! ¡Os lo merecéis!

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