Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El segundo tomo

El segundo tomo

Nunca olvidaba las palabras inventadas. La última le había llegado en boca de los impulsores de la eurorregión «Serranía Celtibérica»: demotanasia. Pelean por difundir planes de desarrollo rural sostenible en una zona más extensa que Bélgica o Cataluña pero que solo tiene ocho habitantes por kilómetro cuadrado. Siguen el ejemplo de Laponia. Hay que reconocerle el mérito a la investigadora Mª Pilar Burillo. Suma «demos» y «thanasia», población y muerte; define aquellas acciones u omisiones políticas que han conducido a la desaparición lenta y silenciosa de la población de un territorio. Merecen una segunda oportunidad.

En esta ciudad llana, los peatones sortean bicicletas de colores atrevidos. Están de moda las que no tienen marca, las adaptadas a los gustos estéticos del comprador, las artesanales . En cada barrio hay un reparador de bicicletas. Oxidadas, olvidadas y arrinconadas, bicis de la adolescencia resucitan. Hay muchos manitas que se ganan la vida otorgando una segunda oportunidad.

Siempre tenemos al alcance segundas oportunidades y las abrazamos con pasión. El exitoso recorrido del cinestudio d´Or va a continuar con los renovados Aragón. Nueve años cerrados para renacer con brío de la mano de profesionales de otras actividades. Reestrenan, abren la puerta a nuevas ocasiones. Películas de calidad, que tras efímeros estrenos, desaparecieron; otras, que con exitoso recorrido internacional no llegaron a estrenarse aquí. Algunas que impactaron un lejano día volverán a remover conciencias y sentimientos. Hay que ayudarles yendo e instando a que las autoridades les busquen huecos de ayuda, bien por promocionar el valenciano, bien por ayudar a difundir serias producciones autóctonas que eran ajenas a las ayudas oficiales. Tienen aún una sala pendiente de acondicionar y será curioso asistir a proyecciones de la era predigital y recuperar los colores de las películas de 35 milímetros con la cámara alemana de los años ochenta que conservan en buenas condiciones.

Lo de los cines engancha otra vez. Enternece ver pasar las páginas de «El libro de los cines de Valencia» de Miguel Tejedor Sánchez a mayores, impedidos, a los que les cuesta salir de casa. Sonríen y añoran, recuerdan y reviven.

También se reinventa el Pont de les Flors. Ya no se planta flores de Pascua en sus diez mil quinientas jardineras, solo en las cabeceras. Se elude el disparate de la época de la fiesta que nunca se acababa y se ahorra el cincuenta por cien del gasto anual en ese puente.

Un interesante negocio de segundas oportunidades es el de Re-Read. Se han instalado en Ramón y Cajal. Acogen libros que dejaron de leerse, que solo acumulan polvo en librerías olvidadas quitando espacio a otros nuevos. Es como el bookcrossing que se puso de moda hace unos años pero centralizado. Por tres eurillos te llevas lectura.

Buscaban palabras en clave para que nadie los entendiera. Si eran muy afortunadas; él, que era un bocas, las hacía públicas. Estaban al principio de lo suyo cuando ella le hizo ver que estaban empezando un segundo tomo. Hay que tener mucha suerte para poder empezar segundos tomos. Las segundas oportunidades son elecciones accidentales pero siempre anheladas. En el tiempo de los mails eternos leyeron por separado «Contra el viento del norte» de Daniel Glattauer. Su continuación, «Cada siete olas», ya lo leyeron juntos. Vidas paralelas incrustadas en el segundo y definitivo tomo.

Compartir el artículo

stats