Sandra Gómez admitió que acabar con el «botellón» es un problema complejo para el que de momento no tienen policía suficiente, pero cree que sus efectos se pueden paliar. El ejemplo más claro es la Cruz Cubierta, donde se ha puesto en marcha la mesa de seguridad con representantes de todas las partes. Si hace seis semanas se desalojó a 350 personas, en la última intervención sólo fueron 48.