En paralelo con el diagnóstico de la situación, la concejala Sandra Gómez se refirió a las medidas que ya se están aplicando y las que se aplicarán en el futuro para rebajar los problemas de convivencia, sobre todo el «botellón». Tres son las claves que maneja: diálogo, ofertas de ocio alternativas y presión policial.

Ya se está trabajando, recordó la concejala, en el diálogo a través de los mediadores nocturnos, que están trabajando en Russafa y que se extenderán a toda la ciudad. Y existe la voluntad de, en coordinación con otras concejalías, confeccionar una oferta de ocio alternativo para los jóvenes. «Hay personas que también quieren ir a un concierto o asistir a un campeonato de videojuegos, como ha ocurrido recientemente», dijo la concejala.

De todas formas, prioritario es mejorar la presencia policial, que ya por sí sola sirve como medida disuasoria. A día de hoy, Sandra Gómez aseguró que no tiene agentes para llegar a los más de 50 puntos de «botellón», pues en los últimos seis años se han perdido 200 policías, pero su propósito es convocar oposiciones para volver a la normalidad esta legislatura e incrementar el número de policías de barrio para que haya al menos uno en cada zona. María José Broseta también reiteró su reivindicación en este sentido y pidió específicamente que haya más presencia policial a partir de las 9 de la noche, que es cuando se producen los mayores problemas en asuntos como, por ejemplo, las terrazas.

Así mismo, la concejala considera indispensable el apoyo de la Policía Nacional, que tras la aprobación de la última Ley de Seguridad Ciudadana ya tiene competencias en esta materia y, a efectos prácticos, ya está trabajando coordinadamente con la Policía Local. «Ya han venido tres semanas a la Plaza del Cedro y ha habido decomisos de bebidas», dijo Gómez, que entiende que ésta es la línea de trabajo futuro.

Para terminar, anunció la creación de un Observatorio de la Seguridad, a ser posible con apoyo de la Universidad de Valencia, para abordar todos estos temas.