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Arnau de Vilanova, médico de papas y reyes

Arnau de Vilanova, médico de papas y reyes

El Mestre Arnau de Vilanova nació en Valencia en 1238, fue uno de los representantes de la ciencia médica más notable de la Edad Media. Hijo de una familia de origen catalán, quizá de aquellos primeros repobladores que acompañaron a Jaime I en la conquista del Reino de Valencia. Estudió con los dominicos de Valencia, tonsurado a los siete años, tomó órdenes menores para convertirse en clérigo seglar. Estudió la Biblia, el Talmud y el rabinismo en sus lenguas originales, era experto en lengua árabe y la cultura musulmana. Estudió medicina en Montpellier, facultad que pertenecía a la corona de Aragón. A su regresó fijó su residencia en Valencia e hizo que su hija María profesase como monja dominica.

Fue médico de los Papas Bonifacio VIII y Clemente V, su nombramiento como médico de cámara „ atendió a Pedro el Grande y a sus sucesores Alfonso III, Jaime II y Federico II rey de Sicilia„ , le permitió iniciar una intensa actividad científica. Escribió sobre higiene, medicina, cirugía, farmacia, astrología y alquimia. Estudió también teología y se contagió de las ideas apocalípticas con las que pretendió reformar la cristiandad. Anunció la inminente llegada del Anticristo y la del fin del mundo, con ello cosechó muchos contratiempos. Sus detractores le tacharon de nigromante, fantástico, hipocrático y de hereje, finalmente cuando fue procesado, apeló al papa Bonifacio VIII, quien suavizó la sentencia, no sin antes pedirle que le curara de los dolores producidos por los cálculos biliares. Los franciscanos molestos por la defensa que Arnau hacía de movimientos ascéticos radicales de beguinas y begardos, enrarecieron su relación con el rey quien definitivamente le envía a Sicilia. Durante la travesía, navegando frente a las costas de Génova, en plena actividad diplomática y médica, le sorprendió la muerte. Contaba con 73 años, una longevidad excepcional para la época.

Una de sus obras más conocida lleva por título Antidotarium, en ella indica la definición, composición y procedimiento de confección de: electuarios para el mal de piedra, de flores de romero, de zumo de rosas o de raíces de lirio, de píldoras de los cinco mirabolanos o la fétida de Galeno, de jarabe de nenúfar o de moras, de polvos laxantes, de vomitivos, de cataplasmas con vinagre y azafrán, de ungüento para los flemones y de aceites de violetas, entre otros muchos medicamentos de la farmacología medieval. Su obra más influyente fue Régimen Sanitatis, tratado de higiene individual, cuidados personales y régimen alimenticio confeccionado para el rey Jaime II, obra escrita en lenguaje sencillo y escueto que llegó a ser uno de los textos medievales más leídos. Defendía que el médico debe ser eficaz, no hablador, ya que las enfermedades se curan con el régimen y con los remedios, no con los discursos. Entre sus consejos encontramos: que no se debe abusar de comer carne pues en cantidades exageradas produce sobrepeso, enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial; que la fruta es medicina, no alimento; que la negatividad de la tristeza debe ser rechazada, salvo en el caso del pecador arrepentido; que el aire sutil por contraposición al grueso, clarifica la sangre, alegra el corazón, serena la mente y alegra el cuerpo. Resulta sorprendente comprobar como los consejos medievales de Arnau de Vilanova siguen siendo hoy de tanta utilidad.

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