Vecinos y oposición salieron ayer en tromba a criticar la decisión del Ayuntamiento de Valencia de talar 2.700 ejemplares de moreras para evitar ensuciar las calles. La concejala de Parques y Jardines, Pilar Soriano, dijo que respondía así a una «antigua reivindicación» de los vecinos, pero la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, María José Broseta, explicó que su reivindicación era «más limpieza y más poda» en estos árboles, cuyos frutos ensucian las calles de la ciudad, y no que se talen ejemplares «perfectamente sanos».

No fue la única que criticó la decisión. La anterior concejala de Parques y Jardines y actual edil del PP, Lourdes Bernal, calificó la decisión de «barbaridad». «¿Qué será lo siguiente, quitar los árboles caducos porque se caen las hojas?», se preguntó la concejala. «No entiendo esta decisión en un partido que va de ecologista y verde y que acaba de demostrar que una de sus primeras medidas es talar árboles de manera indiscriminada», comentó Bernal.

«Una salvajada ecológica»

Para Ciudadanos, la decisión es «una salvajada ecológica». «Exigimos explicaciones a Soriano», pidió Santiago Benlliure, que recordó que los vecinos han expresado en varias ocasiones las molestias que provocan los frutos de las moreras, «pero en ningún momento pedían que se talaran árboles sanos», explicó el concejal de Ciudadanos. Tanto Bernal como Benlliure preguntarán en la próxima Comisión de Medio Ambiente por la decisión de talar 2.700 moreras de entre 40 y 50 años completamente sanas, según hacen hincapié ambos ediles.

Fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente explicaron ayer, a preguntas de este diario, que la decisión de talar árboles en la calle Ebanista Caselles se ampliará a otras zonas de la ciudad. Defendieron que la decisión se basa en criterios «medioambientales y económicos». «Vimos que con esa edad, los trabajos que requerirían los árboles serían más complejos en años próximos y lo basamos todo en la sostenibilidad del arbolado de la ciudad», comentaron las mismas fuentes, que aseguraron que con esta decisión «se defiende el ecologismo» que propugna Compromís. Fuentes de la concejalía insistieron en que los árboles tenían entre 40 y 50 años, mucho más de la «vida útil» de los árboles que se colocan en las calles, que suele rondar los 25.