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La trastienda

Buen cine, a pesar de todo

Buen cine, a pesar de todo

En plena vorágine de la superproducción en el cine, la independiente continúa con la firme intención de resistir y sobrevivir en una jungla que es cada vez más esquiva. Ya no solo hablamos del mayor o menor interés por todo aquello que no cope las portadas, los grandes carteles en las calles y en las paradas de autobús, sino también de lo complejo que es llegar incluso a ese reducido público interesado para informar de sus propuestas.

Con el extra del IVA cultural, el inexistente apoyo institucional en este ámbito en nuestra ciudad de los últimos años y la actual incertidumbre del presente, las empresas privadas continúan su incesante trabajo en la programación, tratando siempre de incentivar con la originalidad como elemento primordial a la hora de captar nuevo público y seguir convenciendo al habitual.

Ubicada en el mismo barrio del que toma el nombre, la Sala Russafa apuesta por un ciclo de películas clásicas del cine mudo. Esto no sería tanta noticia si no añadiéramos que la proyección se acompañará, de forma sincronizada, con música en directo bajo el título Cine Musicado. Tres sesiones a lo largo de este mes de enero conforman el cartel, con dos de las tres bandas valencianas y muy distintas entre ellas en cuanto a género. Eclecticidad y músicos locales para películas que son ya clásicos de todos los tiempos.

La primera, pasado mañana, con la proyección de Nosferatu, interpretada musicalmente por el grupo MKM, que estará acompañado por el mítico músico Remi Carreres y la performance de Avelino Saavedra. La siguiente, El Acorazado Potemkin, vestida por los madrileños Raisa, el 22 de enero. Como epílogo, una de las bandas independientes más prolíficas y longevas de nuestra ciudad, La Muñeca de Sal, hará lo propio con el largometraje Fausto justo una semana después. Ni siquiera el precio es una excusa, con un coste de 6 euros por proyección si la compra de las entradas se hace de forma anticipada a través de la web de la sala.

La iniciativa no es pionera en la ciudad. Los prolíficos responsables de La Cabina ya llevaron a cabo, por poner un ejemplo, mediometrajes de Buster Keaton en pases nocturnos en este mismo formato, con muy buena respuesta por parte del público. Años atrás, y como hecho aislado, fueron los integrantes del hoy ya disuelto grupo Ciudadano, quienes se reunieron para una ocasión única, dentro de aquella estupenda programación hoy extinta del Colegio Mayor Lluis Vives. Mucha gente se quedó con las ganas y sin entrada para ver cómo esta banda ponía música a imágenes de diferentes largometrajes del realizador independiente Terrence Malick.

No es la primera vez que hablo acerca de la buena salud de las producciones y del talento de equipos técnicos y creativos de Valencia en el audiovisual. Es una gran noticia que la respetada productora HBO haya comprado para su difusión el cortometraje valenciano Bikini, dirigido por Óscar Bernàcer, contando cómo esta prenda sorteó la censura franquista en Benidorm a principios de los años 50. Hace semanas que celebramos la reapertura de los clásicos Cines Aragón.

Es positivo que sigan creciendo las producciones valencianas, que haya más sitios donde proyectar estos trabajos y que promotores y salas apuesten por formatos originales donde cine y música puedan fundirse en un solo elemento. A pesar de escollos y dificultades, la creatividad sigue adelante y nada ni nadie puede evitar que este sector siga creando y desarrollándose artísticamente. Porque en Valencia, y repito lo de a pesar de todo, hay talento a raudales.

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