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Un centro peatonal y una reivindicación

Un centro peatonal y una reivindicación

Ya nadie duda de las intenciones para una nueva Valencia. O al menos para una distinta. La reestructuración del uso y mantenimiento de los parques y jardines de la ciudad, el ocio nocturno en Nochevieja desde el mismo balcón del Ayuntamiento, el pulso a la gran empresa con la intención de cerrar los comercios los domingos o los mercadillos ecológicos una vez al mes para fomentar la huerta y los productos autóctonos de temporada son algunas de las medidas que ha puesto en marcha Joan Ribó junto a su equipo de gobierno en tan solo unos meses y que se desmarcan de anteriores métodos y decisiones.

Todas las áreas están en marcha tratando de hacer notar ese cambio, pero si hay una por encima de todas que destaca por las incesantes noticias es la concejalía de Movilidad Sostenible. Se marchó su máximo responsable, Giusseppe Grezzi, a Copenhague una vez comenzada la legislatura con el fin de estudiar con detenimiento el modelo local, tan famoso como exitoso por sus métodos y resultados en cuanto al transporte público, donde han conseguido reducir la contaminación, potenciar las zonas comerciales de uso peatonal y movilizar a la ciudadanía hacia la elección de otro transporte mucho menos agresivo que el coche. Y ahí están los resultados: la capital danesa es una de las más aventajadas en todas estas cuestiones. Funciona. Y muy bien.

Aplicarlo en Valencia es algo más complejo, y a la medida de reducción de la velocidad máxima por el centro histórico le sigue la experiencia piloto de su semipeatonalización, un proyecto que cerrará al tráfico días concretos con tal de analizar el comportamiento y la respuesta ciudadana ante esta arriesgada pero necesaria iniciativa. Cómo hacerlo para que todos salgamos beneficiados ya es otro cantar, con la dificultad de encontrar vías alternativas para aquellos que no quieren o no pueden prescindir del coche. Suena a simulacro pero suena bien.

En ello están mientras surge una nueva plataforma de movilización vecinal, «Túnel fuera», con una cuestión que afecta a esta misma área. Los afectados, hartos y cansados del ruido, polución e incomodidad que provoca la zona del famoso túnel de Pérez Galdós, han optado por este momento para constituirse y encargar posibles soluciones a expertos en la materia con el fin de proponerlo al Ayuntamiento.

La idea del propio verbo, peatonalizar, ha calado tanto que muchos reivindican su derecho al mismo trato. La regla de tres es sencilla. Si se trata de favorecer al comercio y peatones del centro histórico, liberándolo del tráfico, ¿por qué no hacerlo en otras zonas de la ciudad donde el problema afecta mucho más desde hace años.

Toda mi infancia he vivido cerca de ese túnel. Aunque no me haya perjudicado directamente como vecino, siempre ha supuesto una odisea tratar de cruzar, según dejas atrás Abastos, hacia la Avenida del Cid a través de Pérez Galdós. Es totalmente cierta la incomodidad a la que se enfrentan los afectados, tanto para caminar como para poder disfrutar del silencio, o el impacto ambiental, muy perjudicial por la polución del tráfico, pero la solución parece más que complicada. De momento ahí queda, a la espera de que puedan poner sobre la mesa propuestas viables, aunque ya hay estudios y datos que acreditan lo que ocurre.

Mientras, el proyecto de este nuevo (o diferente) centro histórico va haciéndose fuerte en este primer año de novedades. Esperemos que podamos verlo pronto y que Valencia se sume a otras ciudades del país que ya cuentan con esta ventaja. Veremos.

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