Los propietarios de churrerías denunciaron, el pasado año, que los controles a los que son sometidos son exagerados. Los puestos de masas fritas rinden cuentas a Sanidad, Consumo y Trabajo y tienen controles de la Policía Local. El año pasado ya aseguraron que en Valencia se exige «más» que en otras partes de España. Sanidad revisa que el aceite y las masas fritas se cambian a diario. Trabajo se asegura que las personas que atienden el puesto cuenten con el correspondiente contrato, y Consumo se centra en comprobar que los puestos cuentan con hojas de reclamaciones. Á. S. Valencia