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Reapertura

Del claustro a la cocina de la Trinidad

El monasterio de origen medieval reabre al público tras dos años cerrado La visita deja ver nuevas dependencias del cenobio como la cocina de las clarisas y descubre secretos como la tumba de una hija ilegítima de Fernando el Católico

La cocina de la Trinidad con su gran pila de piedra. Levante-EMV

El Monasterio de la Trinidad reabrió ayer al público después de dos años cerrado tras el traslado de las últimas monjas clarisas que lo habitaban. En esta nueva etapa de visitas guiadas se han incluido nuevas estancias como la cocina, una estancia que no podía visitarse hasta ahora, que conserva todo su sabor y donde se pueden ver los utensilios antiguos que empleaban las monjas, recipientes de barro y vidrio, una gran pila de piedra de una sola pieza así como las vajillas de las religiosas.

La empresa Valencia Tour es la responsable de organizar las visitas guiadas. La entrada básica cuesta siete euros y arranca en el patio del convento, desde el que se accede a la iglesia y por una escalera (hoy desaparecida) a la zona de la clausura. En la visita se puede ver el torno de las clarisas, casi el único instrumento que permitía a las monjas comunicarse con el exterior sin ser vistas ni romper la norma de clausura. En el torno se depositaban alimentos, donaciones e incluso bebés, explicaba ayer una de las guías.

Tras el torno y el locutorio, se accede a la iglesia, con un portada gótica muy trabajada. Es llamativo la existencia en esta fachada de tres puertas. Además de la principal de acceso, decorada con un gran rosetón de cerámica, está la puerta de la sacristía y otra más pequeña al lado de arco conopial que permitía a la reina acceder directamente a sus habitaciones privadas del monasterio, donde quiso ser enterrada y donde está su sepulcro, lo que confiera al monasterio la categoría de panteón real. Tras la iglesia, con decoración barroca y en la que se aprecian numerosas celosías en ventanas y tribunas, desde las cuales las religiosas seguían las misas sin ser vistas, se accede al claustro, la cocina y el refectorio, donde se distinguen dos estancias, el comedor propiamente dicho y un espacio con bancos corridos „denominado «de profundis»„ donde las religiosas se reunían para rezar. Siguen cerradas y en espera de restauración el aula capitular y las habitaciones de las religiosas que mantienen casi en las mismas condiciones y sin muchas más comodidades que en el siglo XV.

Las clarisas han vivido en la Trinidad de manera ininterrumpida desde 1444, cuando María de Castilla, reina y esposa de Alfonso el Magnánimo, decidió refundar el anterior cenobio y hospital de la orden de los trinitarios. El monasterio alcanzó su época de máximo esplendor en la etapa de Isabel de Villena, una de las grandes escritoras valencianas, como abadesa, cuando el cenobio tuvo gran influencia en la vida cultural de la ciudad.

Para poder reabrir el monasterio al público, las monjas y la empresa turística que gestiona el servicio han tenido que negociar intensamente con el arzobispado, reacio a que el edificio se abriera al público y con ello a posibles nuevos usos ajenos al religioso.

El subsuelo de la Trinidad está llenó de historia, aunque a lo largo de su historio ha sufrido saqueos y en la Riada de 1957 quedaron destrozadas muchas sepulturas „incluso la de la reina sufrió importantes desperfectos por el lodo„ . En la iglesia esta enterrada también María de Aragón, hija ilegítima de Fernando el Católico, que ingresó en el convento a los cinco años y falleció a los 29.

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