Los ciudadanos tenemos derecho a reclamar a nuestras autoridades el cumplimiento de lo que prometieron realizar, pero lo chocante ocurre cuando a quienes están menos de ocho meses gobernando le reclamen soluciones los que han tenido más de dos decenios para solventarlas. Y eso ocurre con el ficus monumental del Parterre, que si pudiera hablar pediría más atención y menos dilaciones en resolver el traslado de la estación de servicio y ensanchar por ese lado el jardín que fue la opinión que expresaron los jardineros cuando en el año 1996 cambiaron el pavimento de las aceras y tuvieron que contornear con un bordillo una gruesa raíz que había destrozado un tramo asfaltado y levantado una sección del asiento de piedra con barandilla metálica.

Hubo acciones municipales con el propietario sin resultado hasta que en el 2009 fue la propia gestionadora de la estación de servicio la que pidió la búsqueda de otra ubicación, ya que veía peligro para sus instalaciones con el paulatino levantamiento de la acera, desplazamiento de los depósitos y posibles roturas de tuberías. Se acordó su traslado a la avenida de Los Naranjos nº 12, en parte de un gran solar que también linda con la calle Serrería.

Han pasado más de seis años y la situación es más peligrosa ya que el continuo crecimiento del árbol ha levantado más tramos de acera y destrozado la escalera más cercana para bajar al Parterre.

Árbol que no habla pero protestó contra la falta de sensibilidad hacia él deshaciéndose en noviembre del año pasado de una gruesa rama que destrozó otro tramo de asiento corrido y su respaldo metálico. Limitado de espacio cómodo para expandirse fue su particular sabotaje. Con los depósitos y tuberías colonizados por las raíces y con la única solución de descontaminarlos cuando los vacíen y dejarlos allí, a los empleados les han dicho que va para largo a pesar que en diciembre de 2014 fue acordado el traslado para que antes del 31 de mayo del 2015 desmantelaran la vieja instalación.

Por lo oído falta papeleo, entre ellos presentar el proyecto de urbanización, y en el citado solar no hay indicios de obras ni cartel anunciador.

Dura demasiado tiempo la mala imagen urbana para los numerosos turistas que deambulan por esa zona.

Desinterés hacia el ornato de una ciudad que quiere ser más en el turismo.