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La pintora del rey

Cuesta encontrar información sobre esta artista que no tiene ni página web

La pintora del rey

­Vicente López Portaña, nacido en Valencia el 19 de septiembre de 1772, fue el primer pintor de cámara de Fernando VII. Hasta su muerte, en 1850, mantuvo el cargo con la reina Isabel II. Este empleo comportaba responsabilizarse de la imagen oficial de la monarquía, los retratos oficiales, así como de todas las cuestiones ornamentales oficiales. No era el primer valenciano que accedía a esta prebenda. Previamente, Mariano Salvador Maella, nacido en Valencia el 21 de agosto de 1739, había sido el pintor oficial de la corte de Carlos III, un personaje habitual en la Granja de San Ildefonso, el palacio del Pardo, el palacio del Escorial y, por supuesto el Palacio Real.

Alfonso XIII también distinguió de manera especial a Joaquín Sorolla para que le retratara y dejara buena impresión de su figura. El pintor de la luz era un buen punto de conexión entre el monarca y el líder republicano Vicente Blasco Ibáñez. Así fueron pasando los tiempos. Actualmente no existe oficialmente un pintor de cámara, y ningún valenciano ha tenido un protagonismo especial en el retratismo del Jefe del Estado desde Madrid. Pero curiosamente, con el advenimiento de la monarquía de Felipe VI, una mujer valenciana se ha convertido en la retratista oficial del rey, por voluntad de la oficina del Patrimonio del Estado.

Dicen que la Casa del Rey debe estar bien informada de la realidad de la sociedad española, para transmitir al rey aquello que el rey no puede percibir de manera directa. Es normal. El rey no va al mercado, pero debe saber de ventas y precios. Igualmente ha de estar preparado sobre economía, deportes y todo tipo de actividades. En este caso, Patrimonio del Estado ha demostrado estar muy al tanto sobre la actualidad pictórica valenciana. Hay que tener mucha información para localizar a Remei Perpinyá, puesto que es tan modesta y tan humilde que ni siquiera tiene página web. Localizarla en Internet es prácticamente imposible. Hay cuadros suyos, pero apenas datos personales. Pero ha llegado el momento de descubrir la historia de una gran artista valenciana de tanta categoría que ha sido señalada directamente por la Casa Real, sin más intermediarios.

Remei Perpinyá Ruiz se ha convertido en la pintora del rey. Los impresionantes retratos oficiales que lucen en las dependencias del Gobierno Militar, encargados por Patrimonio del Estado, están firmados por ella. En uno luce la ya tradicional barba, y en otro está completamente afeitado. Esta distinción viene a coronar su paciente y luenga trayectoria haciendo retratos particulares, su gran especialidad, aunque no ha abandonado las otras parcelas artísticas.

Remei Perpinyá ha desarrollado toda su carrera artística en Valencia. En su biografía, destaca la ausencia de viajes al extranjero. Sus vacaciones siempre han sido muy valencianas, circunscritas al área de la Marina y concretamente a Xàbia. Cuando era pequeña veraneaba con sus padres en Serra. Sabe mucho de interior y de costa, habiendo pintado espectaculares lienzos de paisaje.

Remei nació en Alfafar el 9 de abril de 1956, hija de Vicent Perpinyá Barberá, agricultor arrocero y naranjero, y de Amparo Ruíz García, una modista natural de Catarroja.

Tiene una hermana, Amparo, también muy predispuesta para el arte pictórico y un hermano, Vicent, que actualmente es funcionario en el ayuntamiento alfafarense. Su hijo Vicent Perpinyá Giner es el continuador de esta tradición artística pues ha cursado Bellas Artes y ha obtenido una beca para perfeccionar sus estudios en los Estados Unidos de América.

Reme fue a la Agrupación Mixta Ibáñez Martín y el bachiller lo sacó en el Instituto Femenino San Vicente Ferrer de la calle Almirante Cadarso de Valencia. Vivía en la calle Bosch Marín. Nadie en su familia había tenido relación con las bellas artes, pese a que ella destacaba en el tema desde niña. Pero la vida práctica de aquellos tiempos le exigió estudiar Taquigrafía, Mecanografía y Contabilidad. Sin embargo, tenía tanta vocación para ser pintora que presentó una petición para trabajar en la factoría Lladró. Tras presentarse a las pruebas, con solo catorce años, fue seleccionada inmediatamente. Pero aquel trabajo en cadena no la satisfizo. Pintaba, pero no pintaba lo que ella quería. Todos los días atravesaba Valencia, primero en el tren hasta el centro desde Alfafar, y después en el autobús hasta Tavernes Blanques. Pese a levantarse a las cinco de la mañana para hacer este trayecto todos los días, decidió matricularse como alumna nocturna para seguir estudiando lo que le apasionaba.

Pasó entonces a la factoría de azulejos de Ramón Castelló en la Rinconada de Federico García Sánchiz. A continuación se matriculó en una afamada academia de diseño gráfico, incorporándose como administrativa de la empresa. Cuando acabó, dio el gran salto y, siempre compaginando trabajo y estudios, se licenció en la Facultad de Bellas Artes de Valencia con excelentes notas.

Era el momento de abrir su propio estudio, en la calle Juan de Mena, junto al mercado de Rojas Clemente, para vivir de la pintura, que era el objetivo de su vida. Mientras tanto, conoció en un pub del barrio del Carmen a un templado asesor comercial nacido en el Bierzo, en León, Antonio Vidal Bouzas, con el que se casó al poco tiempo y en divertidas circunstancias. Reme, siempre poco convencional, no creía en el matrimonio tradicional sino en la voluntad de dos personas de estar juntas para afrontar los problemas de la vida. Pero por complacer a la familia urdió una boda rápida en Astorga con la que inició su nueva etapa en un piso de la avenida Gaspar Aguilar.

Al mismo tiempo, y para dejar de pagar un alto alquiler, Reme compró un local propio en la calle Jesús, esquina a Marqués de Campo, que es su epicentro profesional. Allí está su taller y su ventana al mundo. Allí tiene previsto seguir hasta el día que se jubile y se traslade al paisaje soñado de la Toscana, donde piensa vivir y pintar para rubricar una excelente trayectoria. Sencilla, cercana, humilde. Esta es Su Majestad Remei Perpinyá, la pintora del rey.

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