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Bibliotecas y presupuestos

Bibliotecas y presupuestos

Leo con sorpresa que el actual equipo de gobierno municipal ha rechazado incluir en los presupuestos para este año una de las demandas históricas de los vecinos y vecinas de la Malva-rosa: una biblioteca municipal. Supone uno de los equipamientos culturales más básicos que necesita un barrio, y más si se trata de un barrio periférico y obrero como es el de la Malva-rosa. Esta reivindicación ha sido rechazada por el gobierno municipal en el marco del debate de los primeros presupuestos, supuestamente participativos, en los que desgraciadamente la opinión de las asociaciones de vecinos ha sido tenida en cuenta, cuanto menos igual que las aportaciones individuales que telemáticamente llegaban al consistorio. Esto ha restado potencialidad al debate colectivo, obligatorio para dilucidar entre lo prescindible y lo imprescindible.

La importancia y la necesidad de las asociacionees de vecinos tan denostadas por la nueva política aparece aquí en toda su realidad. Así, Amics de la Malva ha venido denunciando la situación por la que pasa el barrio, desde la total ausencia de zonas verdes, la situación precaria del único polideportivo, la inexistencia de un carril-bici, falta de mantenimiento en los centros educativos públicos, hasta la proliferación de solares convertidos en plazas por la ausencia de planeamiento urbanístico. Y ninguna biblioteca pública para un barrio de más de 14.000 personas. La más cercana está en el barrio del Canyamelar. Cuando en 2013, a través de una moción presentada por Esquerra Unida nos opusimos a la privatización de la Dársena interior del puerto, ya hicimos hincapié que solucionar estos problemas era prioritario.

No se puede decir que haya desconocimiento de este problema, que se agrava aún más si tenemos en cuenta que se trata del único barrio que no cuenta con biblioteca. Pero menos aún que no se haya aceptado introducir la solución en el marco del 10 % del presupuesto total destinado a presupuestos participativos, máxime cuando la entidad vecinal no pide la construcción de ningún edificio nuevo, sino la cesión de un local municipal, que los hay. Cabe mejorar y mucho el mecanismo de participación ciudadana en nuestra ciudad, elaborando unos presupuestos que atiendan las reivindicaciones históricas planteadas desde la colectividad.

Los tiempos austericidas del PP en los que los vecinos suplían los recortes neoliberales con más imaginación y voluntad han de ser cosa del pasado. Si desde la oposición siempre combatimos que la crisis lo justificaba todo, debemos de seguir oponiéndonos a que el ayuntamiento se relaje en su obligación competencial de invertir en el cuidado de calles, limpieza y cercamiento de solares, o en paliar el grave déficit de equipamientos públicos que sufren buena parte de los barrios de la ciudad, déficit que salió a la luz de manera abrupta cuando el servilismo de la derecha con las entidades financieras europeas mandó de un manotazo el recuerdo la época de las inauguraciones.

Por ello, y porque por enésima vez, desde que lo cantara Bob Dylan, los tiempos están cambiando, me sumo a la consigna lanzada para esta campaña por Amics de la Malva: «Los hijos e hijas de los obreros y obreras, a la universidad».

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