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La Valencia de ayer

La torre del El Miguelete, emblema de la ciudad

A partir de 1396 la obra la dirigió Josep Franch, logrando en 1413 que la torre alcanzara el tercer cuerpo, luego Pere Balaguer, que había construido las Torres de Serranos, realizó el cuerpo de las campanas

La torre del El Miguelete, emblema de la ciudad

El Miguelete y la aparición de la fotografía

Cuando apareció la fotografía en Valencia, el Miguelete tuvo el privilegio de ser unos de los primeros que se plasmaron al daguerrotipo realizado por Juan José Vilar en 1840, convirtiéndose en uno de los lugares del que se han hecho más fotografías. Como esta, realizada por Pascual Pérez Rodríguez en la década de 1850.

Una calle llena de comercios

El Miguelete enfrentaba con la antigua calle Zaragoza, lugar lleno de comercio y atravesada por las vías del tranvía. Los edificios de la derecha de la fotografía fueron derribados a partir de 1931.

Las campanas

El edificio culmina con una terraza en la que, en una espadaña de piedra, cuelgan las campanas del reloj. La mayor, que da las horas, fue bautizada el día de san Miquel y su nombre Micalet pasó a ser popularmente el de la torre.

Torre de señales

Desde el siglo XIX, El Miguelete ha sido utilizado como torre de avisos y telégrafos.

Así, mediante un código de bolas de mimbre, se informaba a la población de la llegada de un vapor, un mercante o un barco de la armada al cercano puerto que se encontraba en el Grao. También fue utilizado como torre de señales de telegrafía, siendo su primera aplicación en el campo de las comunicaciones militares.

Una plaza con tómbola

En la década de 1950 el arzobispo don Marcelino Olaechea concibió una tómbola benéfica que ocupaba la parte central de la plaza, a la derecha de la fotografía, con edificios aún no derribados detrás.

El Miguelete que pudo ser y no fue

En 1453 el arquitecto de la Casa de la Ciudad, realizó un proyecto para rematar la torre de El Miguelete. Utilizó como diseño, el fanal o farol gótica de una galera pirata berebere que había sido obtenido como trofeo de rendición por un barco fletado por el gremio de curtidores de la ciudad durante una expedición. Los piratas berberiscos habían saqueado la iglesia de Torreblanca en una de sus frecuentes incursiones desde Túnez. Se organizó en Valencia una armada para castigar la injuria y recuperar la custodia, compuesta por seis galeras y cuatro galeotas. Los gremios como el de curtidores armaron otras galeotas. El 27 de agosto de 1398 tuvo lugar la batalla y desde entonces el propio gremio de curtidores escribió en su estandarte: «Nosotros la llevamos porque la ganamos», ya que ellos fueron quienes recuperaron la custodia robada.

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