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Rehabilitación

El Colegio de la Seda regresa a 1756 al recuperar sus pavimentos barrocos

Los mosaicos vuelven a las salas nobles de la sede del gremio de «velluters» tras su retirada hace años por la ruinosa situación del edificio - La rehabilitación integral del inmueble ha sido financiada por la Fundación Hortensia Herrero

La rehabilitación integral del Colegio de la Seda, un edificio de origen medieval ubicado en la calle hospital, ha entrado en su recta final y los pavimentos barrocos que en su día se desmontaron y trasladaron al museo González Martí ante la ruina del edificio ya están de vuelta. El edificio, ubicado en el corazón del antiguo barrio de Velluters (ahora San Francesc), recuperará tras la intervención la imagen de 1756, su época de esplendor. Este diario ha accedido al edificio para ver el resultado de la restauración, dirigida por Fernando Aranda y financiada por la Fundación Hortensia Herrero, que ha invertido 1,7 millones de euros en el colegio.

Los pavimentos barrocos de las «Pometes» y el del «Mocadoret», que decoraba la antigua capilla del colegio, ya estan reubicados en su lugar original. A finales de mes empezará a instalarse el pavimento de la sala de «La Fama», la sala principal del edificio, con techos decorados con frescos de Vergara donde se ven y los característicos leones con cara de persona que decoran el colegio. El pavimento de los «Lazos» será el último en instalarse.

La restauración de este edificio de titularidad privada, declarado monumento histórico artístico, dará un nuevo atractivo al centro histórico. «Será el único museo de la seda del país», explica el presidente del Colegio de la Seda, Vicente Genovés.

La seda fue traída a Valencia por los árabes. La fabricación de «vellut» o terciopelo de seda fue ganando peso en la Valencia medieval y en 1477 se creó el gremio integrado por 56 maestros sederos, que alcanzó su momento de esplendor en el siglo XVIII cuando el rey Carlos III le concede el título de Colegio del Arte Mayor de la Seda. La plaga de la «pebrina» que acabó en el siglo XIX con gran parte de las moreras, dio al traste con la industria sedera. La industria perdió peso económico aunque, gracias a la importación de seda, se ha mantenido la producción de tejidos de seda, en gran parte sostenida por la confección de indumentaria fallera. En la actualidad apenas media docena de los 80 agremiados del colegio están relacionados con esta industria textil. «La mayoría somos unos románticos, que nos hemos implicado para que no se pierda este patrimonio», subraya Genovés.

Tras la rehabilitación del edifico, que concluirá en marzo próximo, llegará la fase de vestir el edificio y adaptarlo al uso museístico. El complejo se inaugurará en la primera quincena de mayo. «El reto es que esto sea autofinanciable», añaden. El gremio no tiene más fondos económicos que los que se obtienen de las ventas de productos de la tienda „también totalmente renovada„ así como los que lleguen por la venta de entradas „cuyo precio estará entre tres y cinco euros„. En el patio del colegio se habilitará también una cafetería para los visitantes.

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