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Un tiempo centralista

Un tiempo centralista

El pasado lunes volvía a la pantalla de nuestra televisión pública estatal la serie «El Ministerio del Tiempo». Es una buena noticia por sus cuidados argumentos, sus buenas interpretaciones y su excelente fotografía. Pero sobre todo, es una noticia de la que congratularnos, en tanto que supone continuar avanzando en producción propia en un sector tan complicado como el audiovisual, con una permanente intromisión de producciones de otros países, fundamentalmente estadounidense.

Por eso creo que la serie confunde, cosa curiosa teniendo el nombre que tiene, tanto el tiempo histórico para el que emite, como el público al que va dirigida la serie. En el capítulo del lunes pasado el referente histórico eran las andanzas del Cid campeador, héroe de la España imperial y católica franquista, que la historia ha puesto en su lugar reduciendo sustancialmente su figura heroica. El guión de la serie no llegó a acertar en cómo tener que definir a este personaje histórico porque el problema en este caso, no era tanto El Cid, sino hablar de la conquista de la ciudad de Valencia por éste a finales del siglo XI, conquista que fue más una ocupación, habida cuenta que nuestra ciudad volvió a dominio musulmán en 1102.

Ante la realidad histórica de que la conquista de Valencia no fue definitiva, y que hubo que esperar a la llegada de Jaume I, Rey de la Corona de Aragón y Conde de Barcelona para que Valencia dejara de pertenecer definitivamente al dominio musulmán, uno no puede evitar preguntarse, por qué el guión no se centró sobre la figura del monarca cuya entrada en la ciudad de València supuso nuestra configuración como pueblo y como país.

Tal vez, si repasamos las épocas a las que viajarán los protagonistas de «El Ministerio del Tiempo» en los nuevos episodios tengamos la respuesta. El Cid, Cervantes, Napoleón, o unos asesinatos acontecidos en el Madrid de mitad del siglo XX, son algunos de los temas que veremos próximamente. Temática centrada por tanto en una historia de España que sigue olvidando y por qué no decirlo, ninguneando, la historia de las diferentes naciones que configuran nuestro Estado, naciones que como mínimo, hasta la unión forzada de Felipe V, han tenido una historia diferenciada de la de Castilla. Es esa visión tan centralista de nuestra historia la que lleva a que, aunque se hable de la ciudad de Valencia, ésta no aparezca físicamente o que se mencione un castillo, puede que refiréndose al de Xàtiva.

Si se supone que TVE es, como la selección, la de todos, no puede producir series (porque no sólo es «El Ministerio del Tiempo») en la que no se trate prácticamente ningún tema que no tenga que ver con Castilla, o versen sobre historia contemporánea en la que casi todo ocurre en Madrid, obviando ciudades que como Valencia tienen una historia más antigua y rica que la capital del Estado. A veces, esas cosas son las que explican por qué los procesos soberanistas tienen casa vez más adhesión. Porque cuesta, y mucho, sentirte parte de una historia en la que nunca se cuenta contigo.

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