Un cartel de «Ací el teu nou col·legi», sobre el que se ha pintado con espray negro «mentirosos», lleva 9 años recibiendo cada día a los alumnos del colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Nicolau Primitiu de Sant Isidre. La reposición del centro, cuyos tres edificios se iban a demoler para construir una escuela nueva, es una de las 217 «asignaturas pendientes» que tras generar unos mil millones de euros en sobrecostes e intereses ha dejado la quebrada Ciegsa, la empresa pública creada por el Consell del PP para acelerar la construcción del mapa escolar.
Estas obras que no llegan, más la marcha de la población inmigrante durante la larga crisis, pero sobre todo el aumento de las ratios de alumnos por aula y del distrito único que ha permitido a los centros concertados que ofertan desde Infantil hasta Bachillerato atraer a más estudiantes, están detrás de la pérdida de alumnado del Nicolau Primitiu que llevó a la anterior conselleria a ordenar hace tres cursos el cierre progresivo de la línea en valenciano del colegio.
Supresión de una línea
La movilización unánime del claustro, del Consejo Escolar y del barrio, que recogieron firmas para salvar la única línea de enseñanza en lengua propia en todo Sant Isidre, logró que Educación reculara. No obstante, no cedió en el recorte al trasladar la supresión a la línea en castellano, que tras tres cursos cerrando aulas ya ha clausurado la etapa de Infantil y, por tanto, desa-parecerá en seis cursos cuando los niños que ahora están en primero completen la Primaria.
Frente a tanto desatino, la esperanza llega de la mano de un claustro unido que apuesta por la innovación así como la implicación de las familias y del barrio en el día a día del colegio. Por ello, el Nicolau Primitiu fue una de las primeras escuelas públicas de Valencia en instalar Pizarras Digitales Interactivas (PDI) en todas sus clases de Primaria. Su aula de Informática, por la que pasan al menos una hora a la semana todos sus alumnos, es un hervidero de actividad docente.
Trabajo por proyectos
Además, este curso han iniciado un ilusionante plan de formación y renovación metodológica gracias al que han comenzado a introducir el trabajo por proyectos en los niveles iniciales de Primaria.
Otra experiencia innovadora en la que se ha volcado el equipo docente es la del programa experimental de escolarización de niños de dos años en colegios públicos puesto en marcha en octubre por la conselleria. El Nicolau Primitiu es una de las cinco escuelas seleccionadas por Educación en Valencia de un total de 35 colegios piloto repartidos por la Comunitat.
Tanto el director, Rafa Jover, como el jefe de Estudios del colegio, Paco Sanchis, coinciden en señalar que el funcionamiento del aula de 2 años es «satisfactorio en todos los sentidos». «Está siendo enriquecedor para el colegio, pues 15 de los 18 alumnos viven en el barrio y se van a quedar seguro en el centro, y también nos consta la satisfacción de los padres, que están entrando constantemente en el aula, lo que ha hecho que la adaptación de estos niños haya sido más fácil que en tres años», apunta Jover.
En su voluntad de abrir el colegio al barrio, el Nicolau Primitiu está «tumbando» los muros del centro al convertirlos en espacio de expresión de sus alumnos, antiguos estudiantes y padres. Así el pintor valenciano Eduardo Bermejo, uno de los jóvenes valores del arte en España, ha revivido con los niños de Sant Isidre sus inicios como muralista urbano con una composición dedicada al historiador, erudito y bibliófilo valencianista que da nombre al colegio.
Otro artista urbano, Ares Orient, exalumno del centro, también ha decorado los muros del colegio con un espectacular amanecer en la Albufera y, con la ayuda de los niños, ha recreado el «skyline» del cap i casal dentro del proyecto de centro de este curso, que aborda el patrimonio histórico y cultural de Valencia en todos sus ámbitos.
