Algunos de los mayores tesoros de la ciudad se encuentran a la vista de todos, aunque para la mayoría pasan desapercibidos. Es el caso del pequeño jardín en el que se ubica la escultura de bronce de El Palleter, un refugio sensacional que se encuentra junto al único pedazo de la muralla medieval que sigue intacto en el cap i casal, a la sombra de las poderosas Torres de Quart. Muy cerca de allí, en la zona de El Carmen con edificios construidos a partir de la década de los 60 del siglo pasado, languidece una sede de una compañía de telecomunicaciones. Cerrado desde hace años y en proceso de degradación, el edificio ofrece una de las peores estampas del barrio.
La imponente presencia de las Torres de Quart, con sus visibles heridas de la guerra contras las tropas napoleónicas, eclipsa el pequeño jardín que se sitúa a su izquierda. Esta pequeña zona verde, protegida por el lienzo de la muralla medieval que sigue en pie, es uno de esos lugares que uno solo descubre mediante el sano ejercicio del paseo; si pasamos en coche por Guillem de Castro es imposible darse cuenta de que está allí€
Es un parque de lo más sencillo, con palmeras, algún ciprés y pequeños setos, sus bancos de piedra invitan a relajarse leyendo un libro o sentarse a dar un pequeño bocado. Aunque parezca mentira, las Torres de Quart actúan como gran barrera contra el intenso tráfico y ayudan a evadirse.
Entre las calles Pintor de Zariñena y el Doctor Beltrán Bigorra se sitúa la sede de una empresa de telecomunicaciones, hoy en su mayor parte abandonada y que da una imagen gris y triste del barrio. Hace tiempo que nadie aquellas puertas, ni limpian los cristales ni limpian las pintadas€?El caravista marrón se vuelve en algunas zonas negro y desde el exterior se observa las persianas descolgadas de los grandes ventanales que se sitúan en el perímetro de este edificio de cuatro alturas.
