Español, y mayor de 55 años. Ese es el perfil de la pobreza en Valencia. Al menos son los datos que reflejan los atendidos por Casa Caridad en su último informe „ el décimo ya„, y referido al año 2015. El Departamento de Trabajo Social ha detectado un aumento de casos de personas nacidas en la década de los años 60 que solicitan ayuda pese a haber tenido «una vida normalizada», una profesión y haber cotizado a la Seguridad Socia. Ahora, sin embargo, se encuentran sin ingresos y sin derecho a ninguna prestación hasta la edad de jubilación. Por primera vez desde hace 10 años los españoles superan a la cifra de inmigrantes como usuarios de comedores sociales en Valencia (51%). Algo a lo que ha contribuido el retorno de miles de extranjeros a sus países de origen.

La feminización de la pobreza se agudiza también. Las mujeres, en muchas ocasiones acompañadas de sus hijos, ya representan el 52% de las atenciones realizadas, superando por primera vez al número de hombres. En 2005 solo el 12% de comensales de Casa Caridad eran féminas. Situación «muy preocupante», pues implica que una de cada cuatro personas que acudieron durante 2015 a comer a la institución fueron menores, un colectivo prácticamente inexistente hace una década. Este incremento en el número de menores atendidos contrasta con la disminución que se detecta entre las personas que 18 a 40 años que han registrado un descenso de 10 puntos porcentuales. Con semejante radiografía de los estragos causados por la crisis económica abre sus puertas el Centro Multisocial de Casa Caridad en Benicalap.

La pérdida de redes sociales y familiares lo consideran «determinante». La ausencia de apoyo contribuye al empeoramiento de las condiciones físicas, emocionales y económicas, aumentando el riesgo de exclusión. Los trabajadores sociales colaboran a diario en la realización de los trámites administrativos necesarios para gestionar el acceso a ayudas sociales a las que tienen derecho sus usuarios (Renta Activa de Inserción, Renta Garantizada de Ciudadanía, pensiones, etc€). En el caso de este colectivo, realizan un llamamiento al sector empresarial para intentar establecer vías de colaboración que permitan a estas personas estar en activo el tiempo necesario para que puedan acceder a la pensión que les corresponde por derecho.

Potenciar la autonomía

Además de los servicios más conocidos a las personas más vulnerables (comedores sociales, albergue, Centro de Día€) se realizan también programas para potenciar la autonomía y evitar que caigan en la exclusión. Se trata del taller de orientación laboral, que el pasado ejercicio realizó más de 100 atenciones y donde se ayuda a los usuarios en la búsqueda de trabajo, el taller de visitas domiciliarias con el que se pretende realizar un seguimiento de las condiciones habitacionales de las personas desfavorecidas, o el taller de vivienda.