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Conquistador de tierras y damas

Conquistador de tierras y damas

Jaime I el Conquistador nació en Montpellier, hijo de Pedro II y de María de Montpellier. Su padre llamado el Católico (dicen que por tanto que confesaba a solas con las damas), sentía tal odio por su madre que jamás yacían juntos. Los nobles de la corte preocupados ante la falta de descendencia, concertaron una cita con una amante del rey (cosa bastante fácil pues era «hom de fembres»), pero en lugar de la amante, la mujer que yacía en el lecho era la reina. Hasta el amanecer el rey no descubrió el engaño, tras una apasionada noche la reina quedó embarazada . El rey despreció tanto a su hijo, que no lo conoció hasta que cumplió dos años, entonces firmó un pacto matrimonial para casarlo con la hija del conde normando Simón de Monfort. Encargándole su tutela, pero el sanguinario conde le venció en la batalla de Muret, y entonces el niño fue retenido como rehén en Carcassone. Rescatado por mediación del papa Inocencio III, fue entregado a los templarios para que se encargaran de su educación, permaneciendo en el castillo de Monzón hasta que en 1214 fue jurado en las Cortes de Lérida con tan solo seis años.

A los catorce años se casó con Leonor de Castilla, cinco años mayor que él. De ésta unión nació Alfonso de Aragón. Fue infeliz en su matrimonio por lo que solicitó al papa su anulación por razón de parentesco. La reina Leonor repudiada ingresó en un monasterio en Burgos. Más tarde se casó con la princesa Violante de Hungría, hija del rey Andrés II de Hungría, con la que tuvo nueve hijos, reina ambiciosa que logró que el rey aceptara la partición de sus reinos para que sus hijos tuvieran buenas herencias. Tras su muerte el rey tuvo como amante a Teresa Gil de Vidaurre, de ésta relación nacieron Jaume de Jérica y Pere de Eyerbe. Recibió como regalos: el castillo de Jérica, las villas de Bejís, de Llíria y de Altura, y las mansiones que habían sido de los reyes Lobo y Zayyan del llano de Zaidía. Cuando Teresa pidió apoyo al papa para que cumpliera su promesa de casarse con ella, el rey puso como excusa que Teresa tenía lepra, repudiada la reina fundó el monasterio de la Zaidía de monjas del Cister donde se acogía a señoras nobles que deseaban ser religiosas. Lo cierto es que Jaime I resultó ser tan mujeriego como su padre pues fueron tantas sus amantes (Blanca de Antillón, Berenguela Fernández, Guilema de Cabrera, Berenguela Alfonso, etc.) que el papa Clemente IV le echaba en cara que habiendo ganado tantas batallas, no pudiera vencer las de la carne.

Jaime I era el ideal de belleza viril, «lo pus bell hom del món» decía Bernat Desclot. Medía dos metros, de complexión fuerte, con largos cabellos rubios, boca sensual y preciosos dientes. Tuvo al menos quince hijos legítimos, uno de su primer matrimonio, nueve del segundo y al menos cuatro extramatrimoniales. Caballero templario, siempre fiel a sus compromisos y hombre de palabra. Con un conocimiento innato sobre la estrategia y habilidad para las cuestiones tácticas, dio muestras de sagacidad y tenacidad llegando a ser un excelente militar. Murió en Valencia a los 68 años, el héroe caballeresco, el campeón de la cristiandad y el adúltero incansable.

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