El Ayuntamiento de Valencia y los vecinos del barrio de Russafa debatirán hoy el uso futuro del patrimonio industrial incluido en la primera fase del jardín del Parque Central, en concreto de seis naves industriales protegidas, entre ellas las de Ribes. El principal escollo en la negociación sobre los usos están en la construcción de una pisicna cubierta que los vecinos reclaman como dotación deportiva y de fomento de la salud y que el ayuntamiento descarta por su elevado coste energético y por su posible afección al patrimonio histórico por la humedad y los productos químicos que se utilizan en estos espacio. Los vecinos han respondido a este argumento con un extenso informe en el que ponen varios ejemplos de piscinas cubiertas ubicadas en edificios históricos, entre ellas la del balneario e la antigua Casa de la Lactancia, cerrado en la actualidad por inviabilidad económica.

Los vecinos de Russafa entienden que la piscina cubierta es «una reivindicación histórica» y consideran que el coste energético de esta instalación podría resolverse con la instalación de un sistema de obtención de energía basado en la geotermia.

Los vecinos reclaman para uso ciudaano cuatro de los seis edificios industriales, además del destinado a piscina, otro para polideportivo, uno para centro de mayores y otro para espacio cultural autogestionado. Para este espacio los vecinos plantean la creación de una asociación cultural que promueva actividades que permitan la autofinanción de las instalaciones, en las que el ayuntamiento tendría que asumir, según plantean los vecinos, los costes de agua, luz, gas e incluso del wifi.

El colectivo Naus de Ribes cree que su propuesta resuleve el problema del gasto energético y justifica la existencia de demanda social, algo que el ayuntamiento cuestiona.