Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Y sin embargo me quedo

Loca academia

Loca academia

Este sábado, con ambiente ya primaveral fui a la playa del Cabanayal al festival de cometas, o del Aire como lo llamaban. Mucha gente, exhibiciones impresionantes, playa y sol. Todo iba perfecto hasta que la «speaker» del acto dijo que le habían enseñado algunas palabras en «el lenguaje de los sordos», así, por megafonía, ante cientos de personas, la mayoría niños. Para empezar es lengua, no lenguaje, y no es de los sordos, es de todo aquel que la habla, como todas las lenguas. Es lengua de signos. Decir el lenguaje de los sordos además de sonar despectivo muestra falta de conocimiento de la propia lengua en la que fue dicho. Meditando esto me encontraba cuando descubrí la explicación. Tal y como están los académicos de la lengua no me extraña.

Pérez Reverte, que domina como nadie la lengua, está enfadado con el mundo utilizándola sólo para lanzar quina. O para encender las redes con lo que parece que disfruta. Otro insigne académico, Vargas Llosa, que arremete contra Podemos diciendo que van a convertir esto en Venezuela también con desprecio hacia el país sudamericano. Sin embargo aparece en los papeles de Panamá, parece que le va más Centroamérica.

Y por supuesto mi preferido, Félix de Azúa. El filósofo que manda a la alcaldesa de Barcelona a vender en una pescadería. Así, sin despeinarse. No puede haber mayor muestra de clasismo que catalogar a las personas por el trabajo que realizan o peor aún por el que, según él, deberían realizar. De clasismo y de soberbia. Y no es la primera vez que lo hace, en su discurso de entrada en la academia ya dejó ver esa superioridad en la que vive instalado relatando los oficios de quienes lo habían felicitado por su nombramiento.

No tenían nombres, eran conserjes, empleadas de correos o taxistas. Y lo contaba sin el menor rubor, con el tono de quien está contado algo divertidísimo. También afirmó en otra ocasión que se iba de Cataluña para que no contagiaran a su hija el odio a España. Claro, mucho mejor los valores que el escritor le está inculcando.

No todos podemos ser académicos de la lengua, pero podemos ser honestos y humildes dos palabras que le corresponden a Azúa, que ocupa el sillón H, pero con las que no tiene nada que ver. Tampoco es muy hábil y sus afirmaciones producen hedor. La palabra que si que le va es hedonista aunque a él le sonará a halago. Pero hay una que me encanta y que le viene muy bien, por clasista y por machista, que es homúnculo. Deberían ponérsela en neón encima de su silla.

A Pérez Reverte que tiene la T, mejor una en valenciano, trapatroles, que le retrata a la perfección. Para Vargas Llosa, sentado en la L, por lo bien que escribe pero por las veces que debería callar creo que logorréico, que es una palabra preciosa.

Un académico de la lengua tiene una gran responsabilidad, es una de las instituciones más importantes. Las definiciones del diccionario dicen mucho más que la descripción de una palabra y dejarla en manos de determinados individuos me inquieta. A pesar de ellos seguiré adorando esta lengua. Si Lázaro Carreter levantara la cabeza espero que les lanzara muchos dardos, y no a la palabra.

Compartir el artículo

stats