El Jardín del Turia tiene reconocido un especial atractivo para disfrutar del aire libre, hacer deporte y además disfrutar de la cultura abierta a través de sus 24 puentes y pasarelas, los más antiguos fechados en el siglo XV y los más modernos ya bien entrado el siglo XXI. Son trece kilómetros de recorrido que quedan precisamente documentados en el libro «Miradas. Conozca mejor Valencia», del autor Andrés Alcolea Palazón, que ofrece en total diez rutas diferentes para saborear el «cap i casal» desde su inmenso patrimonio.

Esta ruta tiene como base un hecho insólito como es la desecación de un cauce y su conversión en un jardín longitudinal que atraviesa la ciudad de oeste a este con una anchura de más de cien metros y unos pretiles de 10 metros de altura que segregan completamente este espacio del casco urbano.

Se adorna, eso si, de numerosos puentes que un día sirvieron para sortear las aguas y otros que ahora canalizan el intenso tráfico de la ciudad, incluidos dos que se pensaron para la ya desaparecida Fórmula 1.

Precisamente, el Puente Giratorio, situado en el interior de la dársena del puerto, es el primero de la lista propuesta por Alcolea, un puente que originariamente era levadizo pero que luego cambio a giratorio para que el circuito de carreras atravesara el canal del puerto.

Desde ahí sale ya al cauce y aguas arriba inicia su recorrido en el Puente de Astilleros para terminar en el 9 d´Octubre. Entre uno y otro hay puentes y pasarelas de todos los estilos, épocas y conceptos, algunos con el apellido de «históricos» y otros con el de «modernos», sobre todo los que han sido encargados a Santiago Calatrava.

Como puentes históricos destacan los del Mar, El Real, la Trinidad, Serranos y San José. El más viejo es exactamente el de la Trinidad, un monumento gótico construído entre los años 1401 y 1407 de la mano de Mateu Texidor.

En el otro extremo, arquitectónicamente hablando, están los citados puentes de Calatrava. Hay tres en total: el del 9 d´Octubre, el de la Exposición y l´Assut de l´Or, que parte la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Los puentes de las Flores, el más colorista de la ciudad, y del Reino, dominado por imponentes gárgolas, también merecen una mención especial.