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Proyectos

El cajón de los proyectos fallidos

El consorcio ha dejado pasar de largo la inversión del casino, la de la familia real catarí y la de un club de millonarios rusos

El cajón de los proyectos fallidos

El hotel de lujo con un casino y un jardín botánico proyectado por el grupo singapurense ARC Resort en la fachada marítima se suma ya a la larga lista de proyectos utópicos fallidos de la ciudad, en general, y de la Marina Real Juan Carlos I, en particular. En los últimos años el Consorcio Valencia 2007 ha dicho no a varias propuestas millonarias de inversión porque suponían la privatización de este enclave.

La familiar real qatarí figura entre los inversores que tuvieron que poner rumbo a otra ciudad ante la negativa de Valencia. El consorcio Qatar Diar, vinculado a la extensa familia real de este emirato árabe rico en petróleo y gas, propuso sin éxito la compra de varios amarres en la dársena para la ubicación de la base permanente de uno de sus megayates. El Consorcio catarí adquirió finalmente un centenar de amarres en Marina Port Tarraco, en Tarragona, por los que desembolsó más de 60 millones de euros.

Pese a que muchos amarres de la dársena están vacíos, especialmente en la zona sur, el Consorcio también rechazó el año pasado la propuesta que hizo el presidente del Yacht Club of Saint-Petersburg para ubicar en la marina real un club náutico para deportistas y millonarios rusos. Este club propuso adquirir la marina norte para instalar allí el Mediterranean Russian Yacht Club.

El rechazo al casino y hotel de lujo de ARC, que ahora ofrece el proyecto a la ciudad de Málaga, no ha llegado de parte del Consorcio, sino del Ayuntamiento de Valencia, gobernado por un tripartito formado por Compromís, PSPV y València en Comú, avalado además por un informe de la Conselleria de Economía que pone en duda la solvencia económica del inversor y advierte de que operan en las Islas Caimán y otros paraísos fiscales.

Aunque no tenía este afán privatizador del espacio público, el Consorcio también ha dejado aparcados otros proyectos que podrían haber sido generadores de empleo como la creación de un Museo Sony vinculado a unos multicines y la construcción de un varadero industrial en la marina sur que planteó la empresa Blohm + Voss en 2014 y que suponía una inversión de 200 millones de euros.

El nuevo director general del Consorcio, Vicent Llorens, ha manifestado su voluntad de impulsar de manera decidida la náutica en la marina real, convirtiéndola en una especie de gran estación náutica donde se prevé un polígono industrial para la reparación y diseño de barcos.

La lista de proyectos truncados, bien por su carácter utópico bien por la crisis económica o la falta de inversión, transciende la dársena interior. La ciudad acumula una larga lista de propuestas que no han llegado a puerto, desde la famosa Esfera Armilar que se proyectó en el Parque de Cabecera hasta la Torre de la Música impulsada por Francisco Camps en pleno boom inmobiliario pasando por el nuevo estadio del Mestalla y el delta verde del PAI del Grao, que supone la recuperación de la desembocadura histórica del Turia, hoy convertida en una cloaca y ocupada por una rotonda del puerto de Valencia.

En el entorno de la dársena y del PAI de Eugenia Viñes, se proyectó en época de la alcaldesa Rita Barberá la construcción de un moderno complejo de piscinas, olímpicas unas, termales otras, en un solar de propiedad municipal. Las piscinas serían el complemento perfecto para la renovada y glamourosa marina real, si bien nunca se llegaron a hacer por su elevado coste.

Por haber hubo hasta una pista esquí, concretamente, en la zona de expansión del barrio de Malilla. El proyecto, que incluía un centro comercial y de ocio, se llamaba Neutopía. El grupo inversor que lo promovió anunció que en 2009 los valencianos ya podrían deslizarse con los esquíes por las pistas de Malilla. El pinchazo inmobiliario y la negativa del ayuntamiento a dar la licencia ambiental frustraron en 2011 la iniciativa.

El Parque de Cabecera ha sido un espacio sobre el que se han planteado numerosas iniciativas que no han visto la luz. Además del Museo de la FIFA, con una inversión anunciada de casi un millón de euros, y la Esfera Armilar, un colosal escultura de acero y hormigón obra del artista Rafael Trenor de 92 metros de altura, en el Parque de Cabecera se anunció también en 2006 la construcción de una noria gigante, al estilo del mítico London Eye.

Torres que cayeron

La construcción de grandes hitos fue una constante durante el gobierno de Francisco Camps en la Generalitat cuando se construyó, a propuesta suya, la torre mirador de la megarrotonda de la V-21, en la actualidad cerrada y sin uso, y en la que se proyectó la Torre de la Música, que tampoco se llegó a construir. La Torre de la Música llegó en 2007 de la mano de la Boston Berklee que preveía la construcción de una torre de 100 metros de alto, 25 plantas y 100 millones de euros de inversión junto al bulevar sur, entre el centro comercial El Saler y la pista de Silla. El proyecto está actualmente en vía muerta y se ha desafectado incluso del uso la parcela municipal que se reservó para la torre.

El mismo destino corrieron las tres torres proyectadas por Santiago Calatrava como remate a la Ciudad de las Artes. Quince años después de la presentación a bombo y platillo de las torres del arquitecto valenciano, que suponían un coste de 15 millones de euros después, lo único que hay es un solar vacío.

La magna obra de los rascacielos estaba vinculada a la inacabada línea 2 del metro, que tendrá que conectar, si se acaba alguna vez, el barrio de Orriols con la fachada marítima a través del centro histórico.

En Valencia se dio acogida en 2009 a la propuesta de unos inversores privados para la construcción de un teleférico que circularía desde la marina del puerto hasta Campanar a lo largo del viejo cauce y del que nunca más se supo. El teleférico, que se explotaría en régimen de concesión, estaba pensado para facilitar el acceso a la fachada marítima y los grandes eventos de la Copa América de vela y las carreras de Fórmula 1.

También han pasado a dormir en el cajón, el proyecto de la estación central de César Portela, una de las piezas fundamentales del futuro Parque Central, del que de momento solo se está ejecutando la primera fase, la que no está afectada por la ejecución de las infraestructuras ferroviarias pendientes, en proceso de revisión por parte del Ministerio de Fomento con el objetivo de abaratar costes. El gran parque proyectado por la paisajista Kathryn Gustafson sobre el túnel ferroviario corre serio riesgo de quedarse a medias por falta de financiación.

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