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Los contrastes de la ciudad

El pasado encajonado entre grandes edificios

Una pequeña alquería resiste en el barrio de Jaume Roig, última muestra de lo que en su día fue el Camí Vell de Benimaclet, que unía el «cap i casal» con el entonces pueblo

El pasado encajonado entre grandes edificios

La de Jaume Roig es una zona tranquila y residencial, ubicada en el distrito de Pla del Real, el segundo con la renta más alta del cap i casal. A excepción de los denominados chalets de los periodistas, el urbanismo de este pequeño barrio rico de la ciudad está marcado por enormes edificios que ocupan grandes manzanas, mientras los espacios interiores cuentan, o bien con bonitas zonas ajardinadas, o en el peor de los casos, aparcamientos en superficie para los vecinos, además de largos pasajes comerciales. Si no vives en Jaume Roig, es difícil que acabes paseando por sus calles, aunque muchos viandantes acaban perdidos en el barrio de camino al Hospital Clínico o al campus universitario.

En uno de esos paseos ocasionales, justo por la parte trasera del hospital, el viandante parece tener una alucinación. Allí, entre las grandes moles verticales que dominan el barrio, aparece de repente una pequeña alquería, o mejor dicho, la mitad de un conjunto de casas de labranza, ya que la otra parte debió derrumbarse víctima de la presión urbanística hace años.

La potencia del blanco de la cal de su fachada es de un atractivo fabuloso. Según cuentan los vecinos, la casa todavía sigue habitada, lo que todavía convierte su caso en más extraordinario. Es la resistencia de un modo de vida que el cap i casal engulló durante décadas sin ningún tipo de cuidado ni miramiento y, de no ser por el empecinamiento de sus dueños, hoy ya sería historia. Como la otra mitad de la que solo queda el solar.

Al descubrir esta pequeña alquería, que en otros tiempos parece que fue la sede de la Sociedad Gastronómica La Murta, es imposible evitar la sonrisa. En su fachada aún se lee que pertenece al Camí Vell de Benimaclet, barrio situado a apenas unos cientos de metros. De aquella vía que atravesaba los campos de cultivo y conectaba las alquerías con la ciudad y sus pueblos, hoy solo queda una decena de metros. Un pedacito de historia prácticamente oculto.

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