Son las cinco de la tarde. Domingo. Una tranquila calle de Ruzafa comienza a llenarse de gritos, risas y palabras en un idioma que resulta familiar pero que no se llega a comprender: un enorme grupo de chinos, adultos, ancianos y (muchísimos) niños se congrega alrededor de la Parroquia de San Valero Obispo y San Vicente Mártir para asistir a misa... en su propio idioma. Se trata de un colectivo que no solo se ha afianzado en esta zona en el tejido empresarial con restaurantes y tiendas, sino que también participa activamente en la fe católica.

«Hace 5 años, aquí no había nada y ahora somos más de 300 personas», asegura Juan Miguel Zhao, párroco desde hace un año. «Los chinos se han dado cuenta de lo importante que es la fe y vienen cada día más a vivirla en comunidad», añadió.

Cada domingo esta iglesia celebra la única misa íntegra en chino en la ciudad de Valencia (cánticos incluidos). Y es que, a pesar de que esta comunidad lleva acogiendo fieles desde hace mucho tiempo, ha sido 2016 el mejor año, pues han puesto en marcha muchas más actividades. «Ahora tenemos catequesis en chino y mandarín para adultos, exposición del Santísimo, así como un coro de jóvenes», contó Juan Miguel. «El hecho de tener tantas actividades anima a muchas personas a venir y sobre todo a muchos jóvenes, que animan la parroquia y son el futuro», explicó. Los jóvenes son una parte importante de la parroquia. Además, se administra el sacramento de la Confesión y se organizan peregrinaciones y retiros, así como lecciones de chino y castellano.

«En Valencia hay más de 500 chinos católicos. En esta parroquia da la casualidad de que la mayoría son de la provincia de Fujian, lo que yo creo que beneficia a que todos los miembros de esta comunidad puedan sentirse más acogidos y comprendidos. Nosotros estamos muy contentos de poder vivir la fe, sin barreras como el idioma, a pesar de que está invitado todo aquel que quiera venir, sea chino o no», detalla Juan Miguel. Sorprende la cuestión de que la mayoría de feligreses asiáticos son mujeres. «Los hombres vienen menos a la Iglesia, pero se van animando», añadió. La parroquia hace poco casó a cinco parejas y celebró ocho comuniones, la primera vez que se hacía en la ciudad. Pero no se quedaron ahí: hace poco editaron, según fuentes del Arzobispado de Valencia, el primer devocionario en chino-mandarín que se ha hecho en España. «Siempre surgen testimonios increíbles», comentó Juan Miguel. «Como una mujer que era católica y se vino con su marido desde China para trabajar en Valencia y ella quería que su marido se convirtiera y así fue. Hace poco se conviertieron 7 adultos, que no parece mucho, pero para la Iglesia cuentan como si fuesen cien. También muchos jóvenes universitarios que descubren a Dios encuentran aquí una forma fácil de hacerlo. Es como un refugio para vivir en la fe».

Encuentro en Castelló

El sacerdote Zhao se reunió la pasada semana con el Obispo Casimiro López Llorente, para explorar la posibilidad de atención religiosa a los católicos chinos de la Diócesis de Segobe-Castelló si si existe un grupo de chinos que tenga interés, como en Valencia.