El plan de pacificación y peatonalización por fases del centro histórico de Valencia se ha topado con un problema añadido, la zona naranja extendida fundamentalmente por el barrio del Carmen, aunque también cuenta con bastantes plazas pintadas en El Pilar y Seu-Xerea. Este estacionamiento regulado está destinado a los residentes, aunque permite aparcar a quienes no cuentan con la autorización, eso sí, por tiempo limitado a dos horas y una tarifa 3,30 euros si se apuran los 120 minutos permitidos. Sin embargo, esta excepción es la que, según la Concejalía de Movilidad Sostenible, provoca un «efecto llamada» y convierte estas zonas en un continuo trasiego de vehículos. Además, de 14 a 16 horas y de las 20 h. a las 9 h. del día siguiente no se paga, lo que aún multiplica los accesos al centro en busca de un lugar donde dejar el coche.

La Concejalía de Movilidad Sostenible considera que es fundamental terminar con este tráfico oportunista que afecta en exclusiva a Ciutat Vella para pacificar todo el centro histórico, ya que mientras los usuarios no residentes sepan que pueden aparcar, aunque sea por tiempo limitado, seguirán accediendo a muchas de las calles reguladas por la zona naranja.

Además, la zona naranja, al permitir el estacionamiento de no residentes, también genera otro tipo de problemas, como la proliferación de gorrillas, un fenómeno que en ocasiones deriva en enfrentamientos y que provoca molestias tanto a vecinos como a los que no son habituales del centro. En el Carmen los aparcacoches suelen hacer acto de presencia cuando está a punto de terminar el horario regulado.

Reforma legal primero

Sin embargo, para dar el paso el Ayuntamiento de Valencia deberá reformular la ordenanza de estacionamiento regulado, que es la que permite la excepción para que puedan aparcar los no residentes. El concejal Giuseppe Grezzi, además, considera que el actual sistema de obtención de ticket deberá cambiar. «Es un sinsentido que un residente tenga que estar renovando constantemente el pago de un servicio que usa a diario. Ni es cómodo ni funcional. Lo normal sería pagar una tasa anual con la que te dan un distintivo que pegas en el coche y se acaba con el problema de tener que estar renovando el crédito», considera el regidor de Compromís.

La reforma de la ordenanza de estacionamiento regulado todavía tardará meses en tramitarse, pero será importante para consolidar la pacificación del tráfico en Ciutat Vella, ya que eliminará gran parte del flujo de entrada de vehículos en el barrio. Además facilitará la peatonalización progresiva de las diferentes zonas de Ciutat Vella. De hecho, en la próxima acción que va a llevar a cabo la Concejalía de Movilidad Sostenible, el próximo 3 de mayo en el entorno de la calle Serranos, uno de los bucles que se va a crear dará acceso a las plazas de zona naranja que hay pintadas en Seu-Xerea.