El Gremio de Artistas Falleros recibió ayer las tres figuras indultadas en las pasadas fallas a criterio de un grupo de expertos (Nacho Catalán, Julián Almirante y Toni Colomina) y que, tras la autorización de las comisiones, pasarán a formar parte de los fondos de su museo. Un recinto en el que los artistas han ido almacenando ninots de forma irregular (hubo años con indultos masivos y épocas en los que no se recogió ninguno por falta de espacio). Finalmente, y a pesar de alguna que otra catástrofe (figuras que, por inundación, se malograron), el colectivo profesional dispone de 500 elementos entre figuras, maquetas y bocetos que son un reflejo bastante interesante de la plástica fallera.

Más aún, con el debate sobre el indulto de votación popular (durante mucho tiempo encasillado en figuras de gran perfección técnica, pero muy repetitivas), lo que resulta innegable es que en el museo de la Ciudad del Artista Fallero hay una variedad mucho mayor de artistas, de estilos y de mensajes que en el Museo Fallero (de lo más visitado en el panorama museístico de la ciudad). Al alcance de los visitantes también hay figuras de escasa relevancia, también es cierto, pero sí que está dotado de una riqueza de contenidos que sostendría, cuando no superaría, el interés de su homónimo de figuras indultadas de Monteolivete. Éste tiene mucha mayor recorrido histórico, pues el indulto popular ya ha superado los 80 años, aunque algunas de las restauraciones no han sido especialmente afortunadas. Sin embargo, en la sede gremial se almacenan muy variadas y representativas de toda la era moderna de la fiesta. Tal como se decía ayer, «no es hablar de un museo mejor o peor. La diferencia está en que en uno elige el público y en otro, los profesionales». Sin ir más lejos, las tres figuras entregadas ayer no estuvieron en el «top 10» de la votación popular.

El Gremio, que tiene en Pilar Luna y Moisés Alarcón sus responsables museísticos (del inventario se encarga Toni Cerveró, de la Universitat de València) tiene ya realizado un proyecto de mejora para reformar sus salas. Actualmente se trata de una exhibición de trabajos artísticos, en no poca medida, «dejado caer». El proyecto incluye un cambio en la iluminación y la pintura de todo el museo, tanto para destacar más los grupos escultóricos como para evitar el daño, sobre todo a los bocetos, que precisan de una luces de led y filtros en la ventana, la creación de una sala especial para las obras de papel, otra de exposiciones temporales, otra de obras permanentes de artistas históricos y la formación de espacios expositivos por temáticas. Son tantas las figuras de que disponen que éstas podrían estar en constante rotación. Falta, obviamente, la financiación. Recientemente, el Gremio ya ha obtenido una línea de ayuda por parte de la Diputación para restaurar algunas de las figuras más antiguas, proceso que ya ha terminado en su primera fase.