Los planes de urbanización con miles de viviendas, zonas comerciales y campos de golf proyectados en la época del boom inmobiliario en municipios como Catarroja y El Puig han dejado tras de sí grandes bolsas de huerta abandonada y arrasada que destacan, especialmente a vista de pájaro, sobre el paisaje de l´Horta. El verdadero reto del Plan de la Huerta, cuya nueva versión ultima la Conselleria de Vertebración del Territorio, no es tanto blindar estas zonas frente a la especulación urbanística sino recuperarlas para el uso agrícola.

Este es el caso de los terrenos agrícolas que se han ido al traste en Catarroja como consecuencia del controvertido PAI Nou Mil·lenni, que preveía la construcción de 12.000 viviendas y que fue anulado por los tribunales, o el PAI del campo de golf y un centro comercial proyectado en El Puig. El PAT de l´Horta los catalogará ahora como huerta de protección agrícola con nivel 3, libre de edificación, salvo dotaciones públicas y siempre que supongan la restauración del 70% de la huerta.

La ley de L´Horta impulsada por el actual gobierno autonómico del socialista Ximo Puig contempla algunos instrumentos para conseguir una recuperación efectiva de la huerta perdida por la especulación urbanística.

Es el caso de los denominados parques de huerta (PVP), una figura de gestión del suelo que equipara la huerta a las zonas verdes y reducirá el porcentaje actual de cesión obligada de suelo por parte del promotor a los ayuntamientos para hacer jardines. Hasta ahora los nuevos desarrollos urbanos consumían mucho terreno para poder alcanzar el estandar actual de zonas verdes. Al equiparar zonas verdes con huerta, no solo se conserva este paisaje, sino que se reducen costes de ejecución de jardines (entre 40-50 euros/m2) que se podrá invertir ahora en recuperar la huerta y sus elementos tradicionales como caminos y acequias, mejorando así la transición de la huerta y la ciudad.

El PAT, como viene informando este diario, tiene intención de involucrar a promotores y vecinos en la recuperación de la huerta. Para ello se crean nuevas figuras urbanísticas como la zona agrícola «común», esto es, terrenos de huerta degradada donde se permitirá una edificabilidad de baja intensidad „concentrada en un tercio del suelo, el más pegado al núcleo urbano„ a cambio de regenerar los dos tercios restantes de huerta. Una huerta que deberán asumir los propios vecinos bien sea directa o indirectamente, esto es, cediéndola a un tercero.

En vez de un campo de golf o una piscina estos vecinos tendrán huerta a su cargo, explican fuentes de la conselleria. Una fórmula innovadora que se complementa con otras como la del enclave de huerta pensada para las numerosas construcciones, como almacenes y naves industriales diseminadas, que abundan y afean el paisaje de l´Horta cuyos dueños también podrán acogerse a la posibilidad de rehabilitarlas a cambio de comprometerse a regenerar el 70% de los terrenos de huerta que en su día ocuparon.

El PAT de la huerta, cuyas líneas maestras se presentaron esta semana, marca un plazo de un año, a partir de la aprobación del citado plan y la ley de l´Horta que lo acompañará, para redactar el catálogo de espacios degradados susceptibles de ser gestionados a través de estas figuras. Entre estas zonas se incluirá el denominado «triángulo de oro» de Valencia una bolsa de huerta ubicada entre Natzaret y la Ciudad de las Ciencias que ha sido objeto de la especulación urbanística.