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Cañas y barro

Vida en Viveros

Vida en Viveros

En estos crecientes días de primavera nuestra ciudad palpita como nunca y el ambiente invita a salir y absorber toda esa luz que se nos regala. Este pasado fin de semana decidí dedicarlo a eso, a pasear, a ver brotar la primavera en nuestros parques.

Podría haber ido otro día o a otro parque, pero no había duda, el fin de semana era éste y el lugar, Viveros, pues al sol y al buen tiempo se le sumaban dos citas ineludibles: la Feria del Libro y la Feria de la Primavera. Un plan perfecto.

Todos los años me pasa lo mismo, cuando me detengo ante un stand de la Feria del Libro mi vista salta de un título a otro; de un autor conocido a nuevos nombres que desprenden buenas vibraciones. La Feria del Libro es toda una oferta de experiencias de vida, de viajes, de aventuras? Una exposición de oportunidades para evadirnos de nuestro día a día y descubrir otros mundos.

Cómo me cuesta salir de una librería y, claro, de esta feria mucho más. Pero en este caso la alternativa tenía unos niveles muy altos de atracción para mí. Dar una vuelta por la Feria de la Primavera. Esta era su XXIII edición y han sido tantas las que he vivido y he compartido que visitarla de nuevo me producía una inquietud irrefrenable. Además, en esta ocasión, sin protocolo, sin horario? Ir por que sí, porque quiero pasar un rato con estas personas que tanto me han aportado.

La discapacidad intelectual fue durante siglos un mundo recluido, incluso algunos la consideraron un castigo familiar. Y cuando tienes la ocasión de relacionarte con una persona con algún tipo de discapacidad que los hace diferentes, esa valoración arcaica te indigna y te revela ante la injusticia que durante tanto tiempo han vivido tantas personas. Hoy, la sociedad por fin ha abierto un hueco para dejarles entrar en nuestra dinámica. Esto puede quedarse así, los aceptamos y los respetamos. Pero les aseguro que quien se quede en esto se pierde mucho, le falta todo lo que nos aportan, disfrutamos y aprendemos de ellos. Sí, así de grande. Por eso yo he querido pasar este fin de semana un rato con ellos. Es casi inexplicable pero sales llena. Su alegría perenne desvela nuestras absurdas tristezas. Su energía inagotable evidencia nuestro infructuoso cansancio. Sus abrazos, sus risas, su mirada hacia el hoy, hacia el ahora, sin más? Cuánto pueden darnos y enseñarnos y cuánto por descubrir en cada uno de ellos. Recuerdo los buenos momentos vividos en las exposiciones de pintura de los centros ocupacionales municipales y la admiración que siempre despertaban esas obras que decían mucho más que las palabras.

Si este año no lo han hecho, recuérdenlo para el próximo y no lo duden, visiten la Feria de la Primavera. No les defraudará la buena organización llevada a cabo por estas cuatro asociaciones que se dedican a salir y unir fuerzas y trabajar por una causa común. La feria poco tiene que envidiar a otras en cuanto a oferta de ocio pero hay algo que no se puede tocar, que no se puede envolver y que no tiene precio, y sólo con visitarla te lo llevas puesto. Se lo aseguro, este fin de semana, toda una experiencia de vida en Viveros.

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