La mantilla bien puesta, los zapatos brillantes, los balcones engalanados y la gente mudà. Todo estaba preparado en las calles de El Carme para acoger ayer, como es habitual en el segundo domingo de mayo, la procesión de la Virgen de los Desamparados de Valencia. Parecía incluso que el cielo daría una tregua, pero esta duró poco. A quienes participaban en la tradicional procesión, no solo les «llovieron» pétalos de rosa. A las 19.20 horas volvió a llover como lo había estado haciendo en Valencia de forma intermitente desde el sábado. Un gran revuelo empezó a extenderse entre los falleros que desfilaban en aquel momento, que se apresuraron en guardar sus bandas —algunas de seda natural— y a cubrirse con paraguas, plásticos, chubasqueros e incluso bolsas.

La lluvia hizo acto de presencia antes de que saliera la Junta Central Fallera, con ambas falleras mayores, y sin que tampoco hubieran salido asociaciones ni hermandades. A partir de ese momento, la procesión que había transcurrido en un ambiente alegre, aligeró el paso. Las camareras, clavariesas, caballeros y ciudadanos que antecedían la aparición de la imagen de la Virgen sacaron sus paraguas, ya que la intensidad de la lluvia fue aumentando. Lo mismo hizo el numeroso público que contemplaba, que se resguardó bajo los balcones, y también con paraguas y chubasqueros.

La incertidumbre aumentó cuando sobre las 20 horas se hizo un vacío en la procesión. No pasaba nadie y desde la calle Cavallers no se veía movimiento procedente de la plaza de la Virgen, el punto de salida. «¿Pero sale o no sale?», preguntaba una mujer a un fallero que pasaba rápidamente. «No lo sé, no tengo ni idea», contestaba. Muchos valencianos empezaron entonces a dirigirse hacia la plaza para ver si la imagen salía o la procesión se suspendía por la lluvia. Las dudas se disiparon cuando las campanas empezaron a voltear y se oyeron salvas. Templarios, monaguillos y el ejército acompañaban a la Virgen que finalmente apareció con el manto cubierto con un plástico transparente, como por la mañana. «Menos mal que no nos hemos ido», decían algunas personas al ver a la conocida como Geperudeta, por su postura ligeramente encorvada.

Detrás, algunos políticos se dejaron ver, como los socialistas Marta Girau, Joan Calabuig y Sandra Gómez; los populares Isabel Bonig, Elena Bastidas y el exportavoz municipal Alfonso Novo; o el concejal de Ciudadanos, Fernando Giner.

La lluvia tampoco impidió que a mediodía la pirotecnia Caballer FX lanzara la mascletà en la plaza del Ayuntamiento.

C’s compra rosas ante el recorte en protocolo

El grupo municipal de Ciudadanos en el ayuntamiento compró tres cajas de pétalos para lanzarlos durante el acto de la Virgen, ya que según criticaron el gobierno municipal este año no los ha comprado, como sí hacía el anterior. Su portavoz Fernando Giner, señaló ayer que lo pagaron de su bolsillo y no desde el grupo municipal y que adquirieron tres cajas «por 150 euros» para todo aquel que quisiera lanzarlos. Asimismo, señaló que «no se trata de un gasto que hubiera supuesto una quiebra». El concejal de fiestas, Pere Fuset, confirmó esta circunstancia, recordando que forma parte del recorte en gasto protocolario, y añadió que también se ha suprimido un catering para autoridades políticas que sumaba casi 2.000 euros. Añadió que sí se facilitaron pétalos desde JCF a la corte infantil y aseguró que el gasto para esta partida destinado por el ayuntamiento era más elevado del señalado por Giner.