Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entre acequias

Otro PAI para Benimaclet

Los vecinos reclaman un nuevo plan urbanístico que conserve las alquerías, concentre la edificabilidad junto a la ciudad ya construida y libere espacio junto a la ronda

Vecinos de Benimaclet trabajando los huertos urbanos con las viviendas del barrio al fondo. german caballero

Benimaclet era un pueblo de huerta, una isla en un mar de campos surcados por acequias. Con el crecimiento de la ciudad de Valencia la isla fue absorbida para convertirse en barrio y en anomalía dentro de la trama urbana, y en esa condición resiste, cada vez más atenazada por la ciudad. Con la apertura de la Ronda Nord, a finales de los ochenta, se perdió la conexión, todavía existente al Este, que Benimaclet mantenía con la huerta. Los terrenos que quedaban entre el barrio y la ronda se calificaron como urbanos y fueron desarrollados en un Plan Parcial en 1994. Posteriormente se incluyeron en el PAI Benimaclet Este, con una edificabilidad de 161.000 m2 y 1.400 viviendas que fue adjudicado en 1995.

Estos terrenos de huerta fueron comprados por promotoras, abandonados los cultivos y rellenados con vertidos de tierras estériles provenientes de excavaciones. En esa situación de abandono han permanecido más de veinte años. Los cambios legislativos y las pretensiones de cambiar las condiciones de la adjudicación para aumentar la edificabilidad demoraron la puesta en marcha hasta que se produjo el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

El PAI de Benimaclet obedecía a esquemas urbanísticos a nuestro parecer obsoletos: continuación del viario de la ciudad sin tener en cuenta la topografía de la huerta, lo que conlleva la eliminación de caminos, acequias, alquerías… y la elevación de la cota de urbanización entre 1 y 2 metros, quedando la huerta sepultada. El PAI supone la segregación estricta de usos con equipamientos generando manzanas autistas y una edificabilidad volcada a la ronda.

Muestra de cuáles serían los resultados de esta forma de construir ciudad es la imagen virtual del PAI que acompaña este artículo.

Frente a esta situación, Los vecinos de Benimaclet, en una iniciativa desarrollada por la Asociación de Vecinos, decidieron en el 2010 pasar a la acción. Los terrenos abandonados del PAI, ahora en manos de los bancos, podían ser utilizados como huertos urbanos autogestionados por los propios vecinos.

Tras su ocupación, y un año de lucha con el propietario de los terrenos, estos fueron finalmente cedidos (reservándose sus derechos urbanísticos) al Ayuntamiento de Valencia. Hoy, los Huertos Urbanos de Benimaclet, con 100 parcelas y cuatro años de andadura, son una muestra de recuperación del territorio (se ha vuelto a la cota original de la huerta y el riego se realiza por ramales antes abandonados de la acequia del Mestalla) y de responsabilidad colectiva y de autogestión. Huertos de Benimaclet.

En el año 2015 se convocó un concurso de ideas sobre los terrenos del PAI, con la colaboración de las dos Universidades Públicas Valencianas y de Caixa Popular. Se presentaron 43 propuestas y en ellas se encuentran líneas comunes de actuación que nos dan pistas muy claras sobre cómo puede ser un nuevo urbanismo basado en la participación ciudadana y en el respeto por los valores de la huerta.

Las conclusiones del concurso de ideas fueron que la ciudad necesita un espacio de transición con la huerta pero esta transición tiene que realizarse en el suelo urbano, es decir, ronda adentro, no en la huerta.Esta transición tiene que ser funcional y no sólo formal. Tiene que ser un espacio de intercambio y de simbiosis entre ciudad y huerta.

El nuevo urbanismo tiene que ser flexible en su ejecución, gestado con procesos participativos que integren a la población del barrio en su desarrollo. La gestión de los equipamientos tiene que residir en parte en los propios ciudadanos y sus colectivos, promoviendo la transmisión horizontal de conocimientos frente a la dependencia vertical del individuo frente a la Administración.

La propuesta vecinal propone el replanteamiento de la sección de la Ronda Nord y de la finalización de la avenida Valladolid. Rechaza la prolongación del viario de la ciudad y defiende la conservación de la cota de terreno de la huerta, sus alquerías, caminos y acequias. Propone además concentrar la edificabilidad en el contorno de la ciudad construida. No hay por qué esperar a la aprobación de un nuevo planeamiento. La integración del barrio con la huerta puede comenzar ya con intervenciones sobre lo ya existente.

El tiempo para una nueva forma de entender la relación de la ciudad con la huerta es ahora. No podemos esperar con los brazos cruzados a que un nuevo agente urbanizador llegue con otro PAI basado en presupuestos exclusivamente especulativos. Tras veinte años de abandono, tenemos la autoridad moral para pedir un nuevo planeamiento que sea realizado desde la administración municipal, que cuente con la participación activa de los ciudadanos y que parta de los presupuestos de integración huerta-ciudad. Benimaclet necesita un compromiso político firme del Ayuntamiento de València. para, entre todos, sentar las bases de un futuro mejor.

*Arturo Sanz es Arquitecto y miembro de los Huertos Urbanos de Benimaclet.

Ernest Cano es profesor de la Universitat de València. Antonio Pérez es el Presidente de la Asociación de Vecinos de Benimaclet

Compartir el artículo

stats