El servicio de alumbrado del Ayuntamiento de Valencia ha apagado buena parte de las farolas de la Avenida del Cid, Blasco Ibáñez, Ausiàs March, Botánico Cabanilles, Gaspar Aguilar y, más recientemente, la comercial calle Colón con el fin de reducir la abultada factura eléctrica y rebajar la contaminación lumínica que históricamente ha generado esta ciudad. Según fuentes municipales, se trata de una operación global que prevé la supresión de 3.969 puntos de luz en toda la ciudad y aunque el coste técnico de la operación es de 14.400 euros, el ahorro anual estimado puede llegar a los 480.000.

La reducción de farolas se enmarca en el Plan de Eficiencia Energética puesto en marcha por el Ayuntamiento de Valencia para ahorra más de 1,8 millones de euros anuales en la factura de la luz. Su principal pilar será la sustitución de 22.676 lamparas de las 106.000 con las que cuenta la ciudad. Pero las medidas van mucho más alla y una de ellas es apagar directamente farolas allá donde , a juicio de los responsables municipales, hay un exceso de alumbrado. En total, se eliminarán 3.969 puntos de luz en toda la ciudad. Una de las primeras avenidas en verse afectadas por este recorte, concretamente en diciembre, fue Gaspar Aguilar y luego le han seguido la Avenida del Cid, Blasco Ibáñez, Ausias March y Botánico Cavanilles. La última, de hace apenas unas semanas, ha sido Colón, calle comercial por excelencia donde se han apagado una de las dos bombillas que tiene cada farola.

Según fuentes municipales, estos «apagones» no se han comunicado a nadie para no alertar sobre la medida y comprobar el impacto real que tenía en los ciudadanos y comerciantes. Y hasta el momento, aseguran, no ha habido ninguna queja de nadie, «lo que significa que no hay ningún problema con ello». «Ni se han quejado los comerciantes, ni ha subido la criminalidad ni nada de eso», dijeron las fuentes.

Farolas rodeadas de follaje

Lo que sí se plantean ahora es contactar con los servicios de jardinería del consistorio para que se adelante la poda de algunos de los árboles de la calle Colón y de esta forma varias de las farolas que han sido rodeadas por el follaje queden liberadas del mismo y cumplan su función ordinaria con más efectividad. Según las fuentes, el objetivo de estas medidas es doble. El primero es reducir la factura eléctrica, que es muy elevada en la ciudad. En su conjunto, el Ayuntamiento de Valencia se gastará 14.400 euros en organizar técnicamente estos «apagones» selectivos, pero se espera un ahorro aproximado de 480.000.

Por otro lado, se reduce la contaminación lumínica de Valencia, que pasa por ser una de las más fuertes de toda Europa. De hecho, el grupo Compromís, estando en la oposición, ya presentó varias iniciativas al anterior gobierno municipal del PP para que se tomaran medidas en ese sentido. Ahora, tras el «apagón» de las avenidas antes citadas, la idea es ampliar la medida a otras grandes arterias de la ciudad donde haya exceso de iluminación. «El criterio „dijeron las fuentes„ es la sobreiluminación de las calles, da igual que estén en un barrio de la periferia que en el centro de la ciudad. Si hay que apagar la luz da igual la calle», añadieron.

Se hará, además, ajustándose a las normativas europeas sobre iluminación y con criterios técnicos, es decir, valorando el número de bombillas que se apagan, en qué tramos se apagan o si se organizan, por ejemplo, en «zig-zag». Se tiene en cuenta, por último, el coste económico de la operación, pues en algunos casos hay que hacer pequeños cambios en la instalación. Las primeras intervenciones, de hecho, se han abordado en lugares donde ese coste es cero.