Érase una vez un poblado marítimo que dejó de serlo. Ese sería el inicio de la historia de Nazaret si fuera un cuento, que no lo es y si tuviera un final feliz, que sólo lo tiene a medias. Nazaret es el lugar que sacrificó su playa, en la que las colchonetas y sombrillas desaparecieron para siempre, que se hizo el particular harakiri de dejar de mirar a lo que siempre había mirado, el agua. Fueron los grandes damnificados de la ampliación sur del puerto, que les cegó la vista para siempre y llenó sus horizontes de muros, contenedores y malecones.

El próximo día 19 se cumplen 30 años de la firma del convenio entre el ayuntamiento y el puerto para esa expansión. Y la Asociación de Vecinos de Nazaret hace ahora balance de cómo han quedado «sus cosas». Tanto, que mantienen presentado un contencioso administrativo contra el ayuntamiento y el puerto por incumplimiento de varias de las medidas de protección del barrio frente a la expansión portuaria.

«En estos casi treinta años ha habido tiempo más que suficiente para que se hayan cumplido todos los puntos del Convenio, y que resulta triste y lamentable que sea la ciudadanía mediante iniciativas como estas, quien tenga que recordar a las autoridades el cumplimiento de obligaciones a las que se han comprometido entre ellas y frente a la ciudadanía por escrito y en documento público» asegura el vicepresidente de la asociación Julio Moltó.

Las principales reivindicaciones hacen referencia al bienestar. «A no poder disfrutar de zonas verdes, de lugares de expansión que ayuden a mejorar la calidad de vida». Unos jardines y zonas de recreo que se reclaman en prácticamente todo el rededor del barrio. «El cauce histórico del Turia se ha quedado parado en la Ciudad de las Artes por la margen derecha y en las vías del tren por la izquierda. No nos ha llegado. Reclamamos que el parque fluvial, tiene que completarse. Y que el río tiene que salir al mar. Un parque de desembocadura». Ahora mismo, en el Puente de Astilleros se puede ver una mezcla de aguas salada y dulce de difícil calificación, que no llega al mar al aire libre «porque está entubada y más allá, en las instalaciones portuarias, hay una rotonda que ciega la salida que todos saben que es ilegal». También reclaman los vecinos la reconversión del Puente de Astilleros en la primera fase del paseo marítimo de Nazaret «que conecte con la Marina. Actualmente, el puente prácticamente no tiene aceras y toda aquella zona de conexión con la Marina es un caos».

La otra reivindicación a las "soluciones verdes" hace referencia a toda la fachada este del barrio. A Nazaret le separa de las instalaciones portuarias una colección de eriales como son «los antiguos terrenos de la fábrica de Arlesa-Moyresa, Benimar y Mar Azul que no tienen uso portuario. Quisiéramos que el Ministerio de Fomento se lo cediera a la ciudad para equipamientos. Serviría para saldar deudas históricas que se tienen con este barrio, que huele a mar, que tiene calles que hablan del mar, que ha vivido del mar y que ahora tan sólo lo intuye. Confiamos en que las nuevas autoridades del Ayuntamiento, del Puerto y de la Generalitat Valenciana hagan justicia y reparen el daño causado por los incumplimientos de anteriores gobiernos que ignoraron los compromisos adquiridos».