La red de bibliotecas de Valencia es «amplia» pero poco conocida e incluso «infrautilizada», por ello el ayuntamiento ha puesto en marcha una reconversión de estos 32 equipamientos para, sin cerrar ninguno, darles nuevos usos y acercarlas al ciudadano. Según explicó ayer la concejala de Acción Cultural, María Oliver, su idea es crear una biblioteca central, 17 bibliotecas principales y 14 agencias de lectura que dependerán de las anteriores, así como mejorar los fondos y dotarlas de un potente programa de actividades. «Las bibliotecas son un elemento fundamental para el acceso de las personas a la cultura y eso es lo más importante», dijo.

Después de analizar detalladamente la situación de las bibliotecas de Valencia, María Oliver concluye que no todas son merecedoras de ese calificativo, generalmente porque no tienen bastante espacio, ni tienen el personal suficiente para atenderlas correctamente. Faltan alrededor de 50 profesionales.

Además, la gente las conoce poco y las usa menos, por lo que el ayuntamiento quiere que todos los barrios tengan un biblioteca que actúe como centro cultural de referencia y que luego tenga unas agencias «satélite» que complemente ese servicio.

Concretamente, propone crear 17 bibliotecas principales con al menos cinco trabajadores por instalación que luego se encargarán, de manera autónoma, de gestionar las agencias de lectura y decidir tanto sus horarios —alrededor de 20 horas semanales—, como sus empleados —dos por unidad— o sus programas de actividades.

Oliver se plantea incluso que las asociaciones de vecinos puedan abrir algunas de estas agencias de lectura para ampliar el servicio, aunque no podrían cumplir con las funciones normales, incluidas donaciones, al no ser personal especializado.

Cuestión de precio

Por lo que se refiere a la biblioteca central, la idea sigue siendo quitarla de la Plaza de Maguncia y llevarla a un local del centro de la ciudad que tenga espacio suficiente. La primera opción sigue siendo el edificio del Centro Excursionista, que está en la Plaza Tavernes de la Valldigna y que tiene al lado un solar municipal con el que se podría ampliar el primero y darle una mejor accesibilidad. El problema es, según Oliver, que el Ayuntamiento y la entidad bancaria que se ha hecho con el edificio por impago del Centro Excursionista, no se ponen de acuerdo sobre el precio. Así pues, se estudian otros espacios alternativos que reúnan unas condiciones similares.

Uno de los planes del ayuntamiento, por último, es mejorar las dotaciones de las bibliotecas. Quieren, por ejemplo, que todas tengan wifi; comprar material para facilitar las actividades; así como mejorar los fondos en valenciano y actualizar algunos de los textos que han quedado anticuados en sus contenidos.

Para las pedanías también se estudia alguna fórmula para que el servicio mejore. La apertura de agencias de lectura por parte de los vecinos puede ser una solución, como también la idea de crear una biblioteca itinerante.

Todo el programa municipal será sometido ahora a un proceso de participación ciudadana y de consulta pública que ya se ha empezado a hacer en Russafa y Malilla. Con todo ese material se completará el plan.

Mejor horario, más información y nuevas actividades

La Concejalía de Acción Cultural ha realizado una encuesta entre los valencianos para conocer exactamente la situación de la red de bibliotecas. De esa encuesta se desprende que un 21% de la población conoce y hace uso de este servicio municipal, aunque apenas un 5% lo utiliza habitualmente. Los jóvenes y los mayores de 65 años son los que menos lo usan. En cuanto a las recomendaciones recibidas, la primera es mejorar la comunicación e información sobre este servicio, pues el 52% de la población desconoce su existencia. La segunda es ampliar horarios, pues el 37% de los usuarios así lo pide. Y la tercera es hacer espacios específicos para cada actividad, tanto para adultos como para niños, iniciativa que reclaman el 20% de los encuestados. Por último, se pide un incremento de la actividad cultural y su vinculación con el barrio.