La última buena noticia para Valencia desde el punto de vista turístico ha sido la concesión de la bandera azul a las playas urbanas del Cabanyal y la Malva-rosa, que la habían perdido en los años 2008 y 2009. Con esta concesión, todas las playas de la ciudad, ocho en total, tienen la alta distinción de la Unión Europea, algo que puede ser muy bueno para relanzar el turismo de sol y playa de la ciudad, que no es una de sus primeras bazas desde el punto de vista de la oferta.

Para José Miguel Bielsa, presidente de la Asociación de Empresarios de las Arenas, «es una muy buena noticia», sobre todo desde el punto de vista internacional, pues Valencia es una ciudad mediterránea y ésta es siempre una buena referencia.

El presidente de los hosteleros de las Arenas recuerda que la bandera azul se perdió en esta playa de Valencia por los vertidos al agua, cosa que ha tardado en recuperarse pasando los controles durante tres o cuatro años consecutivos. Pero en realidad, la gente que viene a Valencia ya suele visitar la playa. «Los fines de semana está siempre llena», asegura, por lo que las banderas azules van a ser buenas para el turismo de sol y playa en particular y buena para toda la ciudad en general.

Ahora lo que hace falta, a su juicio, es que se resuelvan algunos otros problemas que amenazan este estatus de privilegio. Hay que evitar vertidos de los emisarios, por ejemplo; quitar la valla que separa la Marina Real de las playas; o mejorar la fachada litoral, pues «aquí enfrente del Paseo Neptuno hay casas viejas ocupadas que han tenido incendios y que no dan una buena imagen de la ciudad». Hay que cuidar, asimismo, pequeños detalles que perjudican el nombre de Valencia, como los gorrillas, muy abundantes en la zona, la suciedad de las calles o el botellón. «Si acabamos con todo eso, estaremos dando un gran empuje a la zona», afirma.

Los apartamentos aguardan una pronta regulación

En medio de estas buenas noticias sobre turismo, una incógnita sigue sin despejarse, que es la situación de los cientos de apartamentos ilegales que hay en la ciudad. Algunas fuentes hablan incluso de 1.300. El consistorio y la Generalitat han anunciado una nueva normativa para regular este tipo de viviendas, pero los afectados, amparados por una sentencia judicial que les da la razón, piden celeridad y amenazan con funcionar al margen del Ayuntamiento de Valencia ante la situación de penuria que sufren sus negocios. Las posturas, de momento, están alejadas y el mercado de los apartamentos es cada vez más grande. De hecho, es el que más crece del sector. Y eso, más que una buena noticia, puede ser un problema, según los vecinos, que temen que al calor de este tipo de negocios se dispare el turismo «low cost», muy problemático en ciudades punteras como Barcelona.