El Ayuntamiento de Valencia y la empresa Secopsa han decidido «de mutuo acuerdo» resolver el contrato para la construcción de un aparcamiento subterráneo en Tabacalera con más de 300 plazas. La empresa llevaba años tratando de revisar este proyecto, que nunca pudo sacar adelante, y el ayuntamiento podrá reconstruir en ese espacio algunas de las naves que se destruyeron durante la rehabilitación del edificio y que una sentencia judicial ha cuestionado.

El acuerdo se dio a conocer ayer durante el consejo de administración de la empresa municipal Aumsa, que ahora se encargará de la urbanización del entorno. Según el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, se acordó concretamente «la resolución del contrato de ejecución de las obras y posterior explotación del aparcamiento que se iba a construir en el subsuelo de las calle Amadeo de Saboya, Micer Mascó, Naturalista Arévalo Baca y Naturalista Rafael Cisternes».

Sarrià explicó que el espacio donde se había proyectado el aparcamiento permanece «años acotado por vallas» y sin urbanizar, mientras que la decisión adoptada ayer «permitirá en breve resolver definitivamente este problema» y llevar a cabo la urbanización del entorno, que contempla eliminar de su ubicación actual el transformador que hay en este enclave.

«Los vecinos agradecerán una urbanización rápida», declaró Sarrià, quien entiende que la situación en la que se encontraba este proyecto es «una muestra más de cómo ha acabado todo el proceso asociado Tabacalera».

El edil comentó que desde 2012 se estaba reclamando la ejecución del aparcamiento, que no arrancaba «por motivos económicos, de falta de financiación» y por la crisis, como argumentó la empresa. También recordó que la ejecución de este estacionamiento, en el que había previstas más de 300 plazas, tenía «dificultad» desde el punto de vista constructivo y «complejidad técnica», entre ellas la necesidad de entrar debajo del edificio de Tabacalera y construir muros pantalla.

Ahora, en este espacio se podrán levantar algunas de las naves que fueron derribadas durante la rehabilitación del recinto y que una sentencia ha puesto en entredicho. Aunque la empresa que construyó un edificio de viviendas de lujo tiene recurrida la sentencia, los responsables municipales creen que es posible reconstruir las naves y sacar adelante al menos una parte de lo dispuesto por los juzgados.