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Valencia, bandera azul

Valencia, bandera azul

Hacía tiempo que no paseaba por la Malva-rosa. La semana pasada tuve la oportunidad de hacerlo dos veces, y en días gratamente soleados. Toda una utopía, a mediados del mes de mayo, ver la playa y el paseo a rebosar de gente como si del mes de julio se tratara mientras los guiris ya cocidos como gambas ansiaban su primer baño en plena primavera. Pude ver la prolongación de la Marina Real, justo donde por defecto, inercia o costumbre se gira hacia la izquierda para abordar los primeros clásicos restaurantes del paseo marítimo, y descubrir un par de nuevos complejos de ocio para bolsillos selectos.

Fue esa misma inercia la que me alejó de allí para caminar como solía hacer por el paseo, entre locales que ofrecían todo tipo de arroces, tapas y bebidas. Allí donde aseguran que se forjó la archiconocida canción de Nacha Pop La Chica de Ayer, compuesta por Antonio Vega y que no dedicaba a ninguna novia en particular, más bien experimentaba desde la idealización precisamente cuando el músico hacía la mili en Valencia. Una canción, icono de nuestro pop, que se forjó en ese mismo paseo.

Donde se rodó «Tranvía a La Malva-rosa», aquella película que acercaba a la Valencia histórica de los 50 y que conseguía cuatro nominaciones a los Goya. Allí donde, en uno de sus extremos, se encuentra la vivienda de Blasco Ibáñez convertida hoy, tras su reedificación, en casa-museo. Muy cerca de El Cabanyal, donde sus vecinos han lidiado durante muchos años con éxito una batalla contra la expropiación y un ambicioso plan urbanístico, que pretendía acabar con gran parte de la identidad de la zona sin valorar sus consecuencias.

Recordaba hace un par de días el reflexivo paseo cuando leía una noticia relacionada con el tema. Por fin estas dos playas recuperan la bandera azul, retirada en 2008, y por fin las ocho que se encuentran en la ciudad de Valencia, las denominadas playas urbanas, gozan de la más alta distinción de la Unión Europea, lo que ha supuesto una gran alegría para el sector hostelero y turístico. Lástima que la gran cantidad de vertidos al agua fuera el motivo de la retirada de esta concesión, y que hayan hecho falta tantos años para recuperarla. No solo es necesaria una buena calidad del agua para concederla. También es importante cumplir una serie de requisitos del sector servicios y de seguridad, como la habilitación de rampas para personas discapacitadas, buen mantenimiento de los edificios colindantes o planes de emergencia adecuados. No fueron estos los motivos que llevaron a su retirada hace ocho años. Y esto invita a la reflexión.

Cuidar el patrimonio implica muchas cosas, y la playa es una de nuestras principales bazas, por donde han pasado siglos y siglos de historia, de la que nuestros grandes valedores han sacado pecho por todo el mundo. No es importante solo desde el punto de vista turístico. También desde el ecológico, que implica una gran responsabilidad a nivel de prevención y cuidados para que no vuelva a repetirse. No hay que olvidar los motivos que nos llevaron a perder la bandera azul. Es posible que si pensáramos más en el entorno veríamos las cosas de otra manera, pero parece complicado en tiempos donde los balances de oferta y demanda marcan el día a día. A pesar de todo esto, respiremos hondo, al menos, con esta buena noticia.

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