La mejor arma con la que puede contar la policía para desalojar a los «okupas» del Cabanyal es la justicia. Una denuncia suya y una orden judicial acaban con las ocupaciones sin vuelta atrás. Pero esa arma no está a mano por el momento. Los jueces, atendiendo a la filosofía general contraria a los desahucios, es reticente a autorizar desalojos, sean del carácter que sean.

Así pues, la Concejalía de Protección Ciudadana ha pedido un informe a la Policía Local para hacérselo llegar a las autoridades judiciales y hacerles ver que estos casos no tienen nada que ver con la exclusión social, que tienen un carácter delictivo que hay que combatir inmediatamente.

Esperan que este informe sirva para reactivar las órdenes de desalojo y pueda llevarse a cabo la rehabilitación del barrio.

«Hay una sensación por parte del vecindario de que no se hace nada, pero algo estaremos haciendo, y haciendo bien, cuando se hacen pintadas amenazantes», dijeron las fuentes. «Otros han titubeado con este asunto, pero ahora vamos con paso firme contra este movimiento», añadieron.

Para la policía, los «okupas» son los que están ahuyentando a la gente que quiere instalarse en el Cabanyal. «La gente no compra por ellos, el mercado está parado por ellos», dicen. Y la policía se ve impotente para actuar frente a la hostilidad de estos grupos. «Un agente está de baja porque le rompieron una clavícula. Hay grupos verdaderamente violentos», sentencian las fuentes.