Es complicado que la Malva-rosa recupere la identidad perdida, pero aún así trata de mirar al futuro con optimismo y con la intención de que, en poco tiempo, los descampados desperdigados por todo el barrio se conviertan en espacios de calidad para la ciudadanía. Ya lo consiguieron con el jardín de la calle Ingeniero Fausto Elio, hoy una bonita zona verde que oxigena a muchos vecinos. Y hace bien poco el primer proceso participativo de la historia de la ciudad aprobó la urbanización de la futura plaza Músico Moreno Gans en una zona deportiva. Todo un triunfo «parcial» que espera seguir sumando victorias el vecindario.
El jardín de la calle Ingeniero Fausto Elio cumple perfectamente sus funciones. En lugar de una zona verde de diseño, se apostó por una zona funcional, con arbolado de distintas especies, césped, un paseo central y juegos infantiles. Lo cierto es que es una escapada obligada para cientos de vecinos de la Malva-rosa, un lugar donde perderse con un buen libro por un tiempo, relajarse mientras los más pequeños se divierten o dar un paseo por su generoso recorrido. Además sirve para contrarrestar la cicatriz que dejaron las vías del tren, separando la huerta del barrio, y para mitigar el elevado tránsito que soporta esta vía paralela a la autopista.
Mientras, la plaza Músico Moreno Gans espera su momento para abandonar la triste realidad que le ha perseguido durante años. Unos pocos árboles están acosados por los coches, que convirtieron este solar en un aparcamiento. El resto del espacio se recubrió hace un tiempo con gravilla para tapar en parte las vergüenzas de una zona indigna. Afortunadamente antes de final de año debe aprobarse el mandado ciudadano y sacar a licitación su conversión en una zona deportiva. Saldrá de su gris presente que, por desgracia, comparte con numerosos descampados de la Malva-rosa.
